Política

¿Hay cosas que han dejado de importar?

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Xóchitl reconoció prontamente la victoria de Claudia Sheinbaum —más allá de que el triunfo de la candidata del oficialismo haya resultado de una arrolladora elección de Estad— porque es una demócrata de corazón, aparte de una mujer honorable.

Los adalides del Partido Acción Nacional –o, más bien, los sujetos que se han encaramado a la cúpula de una organización que está alejándose sin pudor alguno de sus ejemplares orígenes (evoco, en lo personal, la figura del entrañable Carlos Castillo Peraza y me pellizco para despertar de este mal sueño)— no sólo la reconvinieron por haber seguido los dictados de la decencia sino que el tal Marko le asestó una ofensiva regañina.

Por ahí va la cosa con los partidos políticos, justamente. Serían, en el mejor de los casos, un mal necesario, así sea que el repudio popular haya llevado a que no se les reconozca siquiera su irreemplazable condición de trasmisores de la voluntad popular.

Pero así como Xóchitl seguirá siendo una gran figura en el escenario público de nuestra nación, los partidos, por el contrario, deberían ya no ser lo que han sido.

O, por lo menos, por ahí iría el tema de que nuestra democracia evolucione para que los ciudadanos se sientan verdaderamente representados en lugar de que la partidocracia les parezca un reinado de politicastros dedicados en exclusiva a atender sus propios intereses.

Muy bien, pero hay otro tema: ¿los mexicanos están de verdad interesados en tener  un sistema cabalmente democrático?

Esta pregunta plantea una disyuntiva bastante deprimente en tanto que a millones y millones de habitantes de este país no pareció importarles, en las recientes elecciones generales, que México se haya embarcado en una declarada deriva autoritaria.

Y, por si fuera poco, los signos anunciadores del futuro que nos espera son también muy ominosos, en tanto que el imperio de la ley no será ya garantizado por el aparato de la justicia, con todo y que una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra nación sea, a estas alturas todavía, tener un Sistema Judicial realmente sólido.

Xóchitl no va a desaparecer. Y los partidos de oposición, por su parte, podrán tal vez transformarse.

La gran cuestión es el impacto que lograrán tener en nuestra vida pública. 


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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