El temblor que sacudió la región Centro Sur de la República Mexicana el pasado 19 de septiembre, ha puesto de manifiesto la solidaridad, la unidad, el apoyo irrestricto a las labores de rescate en las edificaciones colapsadas, la ayuda traducida en despensas y artículos necesarios para atender esta desgracia, así como la presencia física para organizar y distribuir las donaciones en especie.
Manifestación de una sociedad dispuesta a creer en sus propias respuestas de acción, reacción y organización y evidenciando con esto su desprecio y distanciamiento de los grupos de poder que están administrando el país.
Hoy más que nunca esa sociedad civil organizada puede sentirse orgullosa de sus actos. Con su presencia en las calles y en las zonas directamente afectadas, lograron la ausencia de las autoridades en esas áreas obligándolas a buscar públicos amables y condescendientes.
Aurelio Nuño en la comodidad resguardada de una oficina viendo cómo se desmoronaba el melodrama de la niña Frida Sofía y su fantástico rescate. Miguel Osorio Chong retirándose apresuradamente de un escenario de desastre ante los reclamos de los rescatistas.
Enrique Peña Nieto, cargando su desprestigio tuvo que distanciarse de una sociedad que lo desprecia abiertamente y su refugio fueron públicos a modo. Nada de lo que diga o haga cambia el orden de las cosas.
El temblor fue en una región geográfica delimitada, repercutió en los diferentes grupos sociales que sacaron lo mejor de sí mismos y sus repercusiones están poniendo de manifiesto la torpeza y anarquía con la que se manejan autoridades federales, estatales y municipales para atender la crisis social que se avecina.
Si el temblor derribó edificios habitacionales y centros educativos, los efectos secundarios están afectando seriamente a los integrantes de los partidos políticos, en particular a sus dirigentes: Enroque Ochoa, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador.
Estos han mostrado tal descaro y un cinismo desproporcionado al hablar de regresar a la Secretaría de Hacienda ciertos recursos económicos o distribuirlos directamente. Dinero público por supuesto, que quieren manejar como si fuera de ellos, al menos en el discurso.
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