Política

Lo religioso en las elecciones

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Es mi impresión, quizás equivocada, que el factor religioso no desempeñó un papel importante en las recientes elecciones intermedias de México. Por la evidencia que podemos recoger, no hubo un voto religioso en favor de partido alguno. El Partido Encuentro Social (PES), rebautizado como Partido Encuentro Solidario, no alcanzó los mínimos votos para mantener su registro. Ya es la segunda ocasión que eso sucede, por lo que, a menos que se vuelvan a inventar otra sigla parecida, lo lógico es que esa opción desaparezca. Los electores no la quieren. Los evangélicos siguen votando, por supuesto, pero en su enorme pluralidad, intrínseca desde sus creencias, no quieren estar encerrados en una opción partidaria. De la misma manera que los católicos, no hay, pese a muchos intentos, liderazgo religioso que les pueda dictar por cuál partido votar. La jerarquía católica viene intentándolo, sin éxito, desde hace décadas. Pero el voto, al final, termina siendo el resultado de un conjunto de consideraciones, donde lo religioso desempeña un papel cada vez menor. Estamos lejos, afortunadamente, de la experiencia brasileña, donde algunas Iglesias incrustadas en las Cámaras, han conformado “bancadas evangélicas” y con ello bloqueado importantes iniciativas en favor de los derechos de las minorías.

El único actor político relevante que intentó manipular el voto religioso fue el presidente López Obrador. Con la ambigüedad que lo caracteriza, respondió a una “espontánea” pregunta, dos días antes de las elecciones, acerca de sus creencias personales Y, al igual que en otras ocasiones, se manifestó fundamentalmente, seguidor de Jesús el Cristo. Antes de eso, balbuceó algo relativo a las Iglesias evangélicas, como para sembrar la duda de que es miembro de una de ellas. Pero, que no se engañe nadie: ningún evangélico que se respete va a sacar una estampita del Sagrado Corazón de Jesús. Ni mucho menos apadrinar un bautizo, como lo ha hecho el Presidente de México. Pero López obrador intentó todo antes del 6 de junio. Habrá que ver los resultados electorales con detenimiento. Pudiera ser que AMLO haya podido atraer algunos votos de evangélicos para su causa. Pero definitivamente el partido que pretendía representarlos se fue a pique, insisto, por segunda vez. Todo ello es la constatación de que, a pesar de la descarada introducción de elementos religiosos en el discurso público por parte del Presidente, los ciudadanos (creyentes o no, miembros de Iglesias, o practicantes autónomos) no tienen una perspectiva religiosa de su quehacer político. Así que el enojo de López Obrador con las clases medias, a las que acusó de hipócritas, por acudir a la iglesia o al templo (es decir católicos y evangélicos) para lavar semanalmente sus culpas, es la prueba de que el Presidente no entiende lo que es un país secularizado, donde los creyentes no se mueven políticamente, o no lo hacen desde una perspectiva confesional. En ese sentido, la laicidad de la República tiene una solidez remarcable, la cual deberíamos apreciar, pues ha resistido los embates del populismo religioso, venga de la derecha (Fox) o de la seudo-izquierda (López Obrador).

roberto.blancarte@milenio.com


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Roberto Blancarte
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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