Política

Policías secuestradores

Hay agentes que, por rehusarse a entrar en contubernio con el narco, son acosados, torturados y asesinados. Pero el que buena parte de nuestros policías trabaje al servicio del crimen es una obviedad; allí está el levantón de 13 muchachos del bar Heaven, en la rumbosa Zona Rosa de la capital, donde en el verano del 2013 comandos enteros salieron y entraron por sus céntricas calles sin que ningún uniformado reportara nada extraño. Y no olvidemos a los estudiantes de Ayotzinapa, quienes en septiembre de 2014, luego de llegar a las patrullas y comandancias pidiendo auxilio, fueron entregados sin misericordia a los sicarios. En Monterrey mismo el Ejército reventó en 2009 una casa de seguridad con más de cuatro millones de dólares de una nómina para agentes estatales y municipales del área metropolitana, con todo y sobres, y en el 2011, en el terrible atentado al casino Royale, los policías municipales le sirvieron de halcones a los incendiarios.

El último eslabón en esa cadena de horrores sacudió a San Pedro Garza García, cuyos policías tienen la mejor calificación del país en percepción de seguridad. Este pasado 31 de agosto, siete de sus agentes fueron detenidos y acusados de llevarse, el 22 de julio, a dos hombres y a dos mujeres que arrestaron de juerga, pero que nunca fueron fichados ni entregados a la autoridad, sino a una casa del crimen organizado. Allí estuvieron hasta que uno de ellos, por quien los delincuentes pedían 2 millones de pesos, logró escapar y puso denuncia ante la Fiscalía estatal; cuando esto sucedió sus amigos fueron liberados y la casa, en la colonia San Pedro 400, fue abandonada gracias a oportuno pitazo. Ya en el verano del 2020 municipales sampetrinos, con una decena de años de servicio, detuvieron y entregaron al hampa al narcomenudista Fernando Rodríguez, quien no corrió con tan buena suerte: fue torturado y ejecutado en caliente. Pero solo un uniformado fue procesado, y el caso fue fácilmente descontado como aislado. Ya vimos que no lo fue: tal parece que la única igualdad posible, en México, es la de la indefensión ciudadana ante la corrupción del crimen organizado.


Roberta Garza

@robertayque

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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis
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