Política

En Honduras

Es muy difícil creerle a Trump su férrea postura de combate a las drogas, a pesar de haber empujado el nombrar organizaciones terroristas a los cárteles, de exigir la entrega de nuestros mayores capos, de amenazar con mandar sus ejércitos a combatirlos aunque sea en suelo ajeno y de dinamitar lanchas a lo largo y ancho de las costas del Caribe. No porque no sea un tema en el cual personalmente cree; Trump es reconocidamente abstemio y considera el consumo de sustancias, en el mejor de los casos, como una debilidad de carácter.

El asunto es que ese mismo Trump acaba de otorgarle, de la nada, un perdón presidencial a Juan Orlando Hernández, quien fuera dos veces presidente de Honduras y que luego fue perseguido, extraditado, enjuiciado y encontrado culpable por un jurado imparcial en suelo estadounidense, uno que le prometió a uno de sus socios narcos, Geovanny Fuentes Ramírez, “retacar de drogas las narices de los gringos”, mofándose de que la DEA ni se enteraría, según contó un testigo de cargo en el juicio del mismo Fuentes.

Todo comenzó por el 2017 o 18, cuando el gobierno de Honduras lanzó una investigación conocida como el Caso Pandora, una que arrojó cargos contra 30 políticos y funcionarios públicos en ese país. Allí se detalló cómo el presidente Hernández, desde la cima del poder, había desviado fondos para las campañas de aliados e incondicionales suyos. EL caso llamó la atención de la primera presidencia de Trump, pero fue el Departamento de Justicia de su sucesor, Joseph Biden, con todo el respaldo de la DEA, el que acusó a Hernández de conspirar con algunos de los más grandes capos del mundo, incluido el Chapo Guzmán, para transportar cocaína desde Honduras hacia los Estados Unidos. En marzo del 2024, desde su juicio en el distrito Sur de Nueva York, fue encontrado culpable y le echaron 45 años.

Según documentos de la Corte, desde al menos el año 2004 y hasta el 2022 Hernández estuvo al centro de una de las más grandes y violentas conspiraciones criminales en el mundo, abusando de su puesto y de su autoridad para facilitar la exportación de más de 400 toneladas de cocaína hacia los Estados Unidos, en sociedad con organizaciones criminales en Honduras y México, brindándole impunidad a sus líderes y operadores a cambio de dinero y de cocaína, con la policía nacional y el ejército sirviéndoles de seguridad personal y convirtiendo, de hecho, a su país en un paraíso para el narcotráfico internacional.

Fue justamente a esa figura a la cual Trump perdonó ayer incondicionalmente, apenas habiendo cumplido un año de su sentencia, alegando que todo había sido una persecución política del presidente Biden. No pareció importarle que uno de los principales investigadores del caso hubiera sido el entonces fiscal Emily Bove, quien luego se convertiría en uno de los abogados personales de Trump.

En cualquier caso, nadie sabe dónde está hoy Juan Orlando Hernández. Desde que hace unos días salió como hombre libre de la cárcel de Virginia, nadie lo ha vuelto a ver. Habría qué acordarse de esto la siguiente vez que vuele una lancha en el Caribe.


Google news logo
Síguenos en
Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.