Mejorar la seguridad pública siempre ha sido una agenda atractiva que vende en la política. Ahora que México vive el ambiente de campañas que no son campañas, por fin se ha tocado el tema. Recientemente se puso en la mesa la propuesta de una tan, por muchos, mencionada alianza entre seguridad pública y tecnología. Se trata del proyecto denominado ANGEL (Avanzadas Normas de Geolocalización y Seguridad). Una iniciativa para aplicar en México lo mejor de lo mejor en tecnología aplicada en otros países para garantizar la protección de la integridad personal y patrimonial de la ciudadanía. Y no suena mal, modernizar una de las principales tareas del Estado. Entre los puntos principales están el reconocimiento facial en toda la república; identificar dónde se disparó un arma; uso de detectores de armas; reconocimiento morfológico de delincuentes; rastreadores de vehículos; aprovechamiento de drones para perseguir criminales; cámaras inteligentes para la Guardia Nacional; y aprovechar la interconectividad con base en Inteligencia Artificial (IA).
Todo suena bien, pero sería innegable pensar que esa estrategia tendría que ir de la mano del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) para evitar el riesgo de violación de derechos humanos, algo que también se han visto en otros países y eso abre otros retos como el que enfrentan los organismos constitucionalmente autónomos; además, claro, que si se habla de interconectividad, sería fundamental robustecer la propuesta con una verdadera estrategia tecnológica nacional que tampoco ha sido prioridad.
La tecnología es una condición necesaria para el funcionamiento eficaz de un sistema de seguridad pública, pero no suficiente. Eso remite innegablemente a la realidad que se vive en cada vez más rincones del país y multiplican los síntomas de una policía olvidada. Por más que la Guardia Nacional contenga brotes de violencia, no va a contribuir como sí lo haría una policía civil, desde la causalidad. La tecnología no podría garantizar buenos policías, adecuadas capacitaciones, ni condiciones laborales salariales y prestacionales adecuadas.
Al parecer habría que dar un gran paso para atrás y considerar cómo dicha iniciativa se enfrenta al mismo problema de una persona que quiere comprar un tablero digital para un auto que ha estado en el olvido por mucho tiempo. Habrá que ver primero lo básico, si arranca y camina.