Sociedad

Lleva 13 años preso por matar a dos niños... y ya quiere salir

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  • Raúl Martínez

Pagado de sí mismo y con apenas 13 años en la cárcel por el asesinato de dos niños, Diego Santoy Riveroll ya se cree merecedor del perdón de la sociedad que lo mantiene en la cárcel por el mandato del juez que lo condenó a purgar 71 años en prisión.

Olvida que la privación de la libertad se inventó para que los asesinos no pongan en riesgo la supervivencia de su propia especie y su crimen no es menor: quitarle la vida a una niña de tres años y a un niño de siete es atentar de la peor forma contra la humanidad.

En la actualidad, Diego Santoy tiene 33 años; 13 de ellos recluido en el penal de Cadereyta. Tenía 20 cuando fue encarcelado, tal vez por eso piensa que entregar más de un tercio de su vida como carne de presidio es suficiente para lavar su culpa.

El autor del asesinato de María Fernanda y Érik Azur Peña Coss, hermanitos de Érika Peña Coss, quien era su novia, fue sentenciado a 71 años de prisión, pero espera salir libre mucho antes por sus actividades positivas en la cárcel.

A pesar de la magnitud de su crimen, sus abogados creen que por su buen comportamiento, la justicia le podría otorgar el perdón. Aseguran que su permanencia en el penal por 13 años le ha servido para expiar sus pecados, estudiar y reencontrarse con Dios y consigo mismo.

Otro de sus grandes deseos es enterrar su pasado, que la gente se olvide de él y quizá por eso en la actualidad se niega a ser fotografiado.

Diego considera que con los 13 años que lleva preso ya ha pagado su delito ante la justicia y la sociedad. Por eso pide benevolencia y una nueva oportunidad para rehacer su vida.

Siendo fríos, Diego afirma que quiere recobrar su libertad con argumentos que lo hacen ver como víctima, pero la sociedad no olvida y menos el crimen que cometió el 2 de marzo de 2006, en la colonia Cumbres.

Diego Santoy Riveroll tenía 20 años cuando cometió el doble homicidio como represalia al desprecio que le hiciera su novia, Érika Peña Coss, de 17 años.

Durante dos años, la joven pareja había llevado una relación tormentosa a causa de los celos. Por eso Érika decidió terminar con la relación.

Ambos se habían conocido en el 2004, en una fiesta, y desde el primer instante Diego quedó prendado de la hermosa jovencita.

Se hicieron novios, pero la felicidad duró muy poco a causa de los enfermizos celos de Diego. Por consecuencia, Érika decidió terminar con Diego, quien le suplicaba perdón.

Pero así como la veneraba y sufría por ella, también surgió en su mente el cruel sentimiento de venganza.

Fue la madrugada del 1 de marzo de 2006, cuando Diego se encontraba en la casa de su amigo Humberto Leal. Repentinamente tomó su mochila y le pidió que le diera un raid a la casa de Érika.

Humberto se extrañó, pero sin negarse lo condujo hasta Cumbres. Cuando su amigo se alejó, Diego saltó la barda de la casa de Érika que bien conocía.

Una vez adentro, sacó de su mochila un pasamontañas y se lo puso; con unas pinzas cortó los cables del teléfono y los cordones de una persiana.

Caminó entre la oscuridad hasta la recámara de su ex novia, la despertó. Érika se sorprendió al verlo y trató de gritar.

Le exigió que se callara, que deseaba hablar con ella. Eran la 5:30 del 2 de marzo. Érika, confusa, le dijo que fueran a la cocina. Ahí discutieron.

Diego la miró con odio. Se encolerizó. Pero en ese instante entró Érik, hermanito de Érika, y sin razón alguna empuñó su cuchillo y como un demente atacó al pequeño hasta matarlo.

Érika enloquecida de terror trató de correr. Abrió la puerta de la cocina y apareció María Fernanda, su otra hermanita de tres años.

Diego, enloquecido como estaba, enredó en el cuello de la pequeña el cordón que había cortado de la persiana y lo apretó hasta darle muerte.

Después se dirigió al rincón de la cocina donde Érika permanecía paralizada por el miedo. La golpeó y la hirió a cuchilladas.

Después dejando un rastro de sangre quiso huir, pero se topó con Catalina Bautista, quien era la nana de los niños. La amenazó con una pistola y la amordazó.

Acto seguido la metió a la cajuela del coche de Érika y manejó rumbo a la casa de su amigo Humberto. Le contó todo lo que había hecho, y éste le ofreció ropa y dinero para que huyera.

En el camino y sin hacerle daño desató y liberó a la nana. Después abandonó el auto de Érika y en la central camionera abordó un autobús a Oaxaca.

La Policía, que ya había descubierto el horrendo crimen, le seguía sus pasos. Diego fue detenido. Confesó su crimen.

Días después aconsejado por su defensor cambió su versión y culpó a Érika de ser la asesina de sus hermanitos. Además dijo que había tenido relaciones con la mamá de su novia.

Diego Santoy fue sentenciado a 130 años de prisión. Sus abogados, entre ellos Raquenel Villanueva, quien fuera ejecutada el 9 de agosto del 2009, logró que le redujeran la condena a 71 años.

Diego se casó con una chica que era miembro de su club de fans y fueron padres de un niño.

Las autoridades del reclusorio de Cadereyta lo califican como un hombre tranquilo, respetuoso y que ayuda a sus compañeros.

Diego cree que ya pagó su culpa con la sociedad. Anhela salir libre. Quiere empezar una nueva vida lejos de Monterrey.

Probablemente engañe a muchos, pero en su deseo de irse, queda de manifiesto su intención de seguir huyendo, lo que evidencia que no está arrepentido y su inmadurez se quedó detenida en sus 20 años.

Ojalá algún día Diego Santoy Riveroll madure lo suficiente para entender lo que hizo y arrepentirse con el corazón. Solo entonces será libre, esté donde esté.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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