Durante la semana estuvieron encendidas las redes sociales y los medios de comunicación con la controvertida marcha de las mujeres. Leí, escuché y vi de todo. Sin embargo, muy pocos se ocuparon de la situación que prevalece en el deporte y periodismo femenino.
Con relación al deporte me remito al extraordinario reportaje de Beatriz Pereyra en la revista Proceso denominado: “El Balón a medias”.
“Nacida en 2017, la Liga MX Femenil opera sin perspectiva de género y aún no ofrece condiciones óptimas para que sus casi 500 jugadoras puedan asumirse como profesionales del futbol. La Liga MX Femenil arrancó el 28 de julio de 2017 con una estructura de competencia creada a imagen y semejanza del torneo varonil y que hoy tiene registradas a 494 jugadoras. De manera atrabancada, la Federación Mexicana de Futbol les dio a los 18 clubes de la Liga MX la responsabilidad de crear un equipo para mujeres que los metió en tales aprietos económicos que algunos de ellos intentaron abortar el proyecto a principios de 2019. En dicha liga no existe la libertad de expresión, refiera una jugadora: “En mi club tengo prohibido dar entrevistas por mi cuenta. En (el área de) Comunicación revisan qué tipo de entrevista se solicita y revisan las preguntas. El personal de prensa nos dice lo que debemos responder, las respuestas no pueden salir de mí. Nunca puedes dejar mal parado al club y siempre tienes que decir cosas maravillosas que en realidad no existen”.
En conclusión, la Liga MX Femenil es “el futbol de vitrina”, “güerita y bonita, aunque le falte talento”. Si bien es cierto la Liga Femenil nació, como lo dice Pereyra, a semejanza de la liga varonil, en materia de sueldos la diferencia es abismal. Mientras que los jugadores ganan cifras estratosféricas, incluso, en dólares, muchas de las futbolistas apenas ganan para transportarse a los campos de entrenamiento.
En materia de traslados a los distintos escenarios los machos viajan con todos los lujos y se hospedan en hoteles de cinco estrellas, por el contrario, las mujeres tienen que soportar viajes hasta de 12 a 16 horas en camión, en muchas de las ocasiones, bajar del autobús e inmediatamente al estadio.
Lo más delicado del caso es que se presentan casos de acoso sexual, permiten registros de jugadoras menores de edad que “compiten” contra mujeres experimentadas de más de 30 años.
En el asunto del periodismo deportivo femenil, no tengo la menor duda de que es de mucha calidad y me siento orgulloso de haberle dado la oportunidad a varias de ellas que en la actualidad son líderes de opinión.