El pasado fin de semana terminó temporada “La Odisea de los Rapsodas”, una recreación escénica de la obra de Homero, escrita y dirigida por Israel Ríos Hernández con la compañía Teatro Lunar, en la que se hace un relato de los trabajos que el héroe Ulises tuvo que sortear para llegar a su anhelada Ítaca, donde lo esperó por veinte años su esposa Penélope.
No hay, pues, sorpresa en la trama, sin embargo la hay en la puesta en escena, que usa los recursos del teatro físico y una inmejorable iluminación para lograr efectos de una gran belleza visual, basados en estampas que recrean los trabajos del rey jónico: su travesía por la tierra de los lotófagos y los cíclopes, el peligroso camino por la isla de Eolo, el país de los lestrigones y su estancia en los territorios de Circe; su paso por el país de los cimerios, donde conversa con su madre Anticlea (un pasaje de gran belleza teatral) y con el adivino ciego Tiresias, quien le augura una travesía aún más difícil; también relata su intrincado pasaje entre los cantos de las sirenas, ilustrado musicalmente por la composición original de Aura Martínez Salazar, y su estancia de siete años junto a Calipso, de quien obtuvo el ofrecimiento de la inmortalidad a cambio de quedarse con ella… hasta salir para reunirse con Penélope.
En cada cuadro, estudiado meticulosamente para hacer coincidir el tempo de la música, el movimiento y la imagen, Israel Ríos emplea recursos simples que se apoyan en la versatilidad de sus actores (Yadira Ramírez, Nelson Rodríguez, Brenda Yáñez, Alam Galo, Taide López y Abigaíl Macías) para crear un efecto grandilocuente cuando se trata de mostrar, por ejemplo, el mar embravecido o la furia de los cíclopes; con ello, Israel Ríos alcanza una representación original y propia, es decir, de una gran apropiación creativa, que es al mismo tiempo un homenaje a la Odisea y a quienes se han aventurado en este camino, no solo en el teatro, sino también en el cine, como Pier Paolo Pasolini (“Edipo Rey” y “Medea” tienen ese aire minimalista y parco que se observa en esta obra de teatro)…
Es una pena escribir estas líneas habiendo terminado ya la temporada regular de “La Odisea de los rapsodas” en el Teatro Los Jaguares de la Universidad, en Toluca; pero algo queda: esta obra, según me explica Israel Ríos, fue concebida para ser montada en la calle, con los mínimos recursos teatrales, y de hecho su puesta en escena en la cámara pasó por una adaptación escénica que, la verdad, me deja muy complacido y sorprendido de su alto nivel artístico. Seguramente nos toparemos con esta obra en los próximos meses. En tanto, estoy esperando la reposición dela misma compañía de “Cartas a Otelo”, una reflexión sobre el feminicidio y sus consecuencias, que el próximo 5 de marzo comienza una breve temporada en el foro cultural Tiempo y Espacio Thaay, en Lerma, Estado de México. Que viva el teatro por siempre.
