Cultura

¿Está la fe en crisis?

La cercanía de las celebraciones judías y cristianas de la Pascua y la Semana Santa me han hecho reflexionar sobre el valor de la fe en nuestra actualidad, más allá de credos religiosos o doctrinas teológicas, sino como el ejercicio de la humanidad en creer.

Sin pretender entrar en controversia a unos días de estas celebraciones que en muchos casos son más importantes que la Navidad, puedo afirmar que existen diversos estudios en el mundo que establecen que las iglesias en general están en crisis y que están perdiendo membresías y feligreses, derivado de muchos factores, incluyendo la era tecnológica y científica que hoy predomina, igual que los efectos postpandémicos por el Covid19.

Mi interés en este momento no es citar tales investigaciones, sino invitar a una reflexión sobre las prioridades que hoy parece que tenemos los seres humanos.

Tanto la iglesia católica como los cristianos evangélicos, dos de las religiones o iglesias de mayor presencia en América, reconocen que como instituciones están atravesando por momentos de re-inventarse y de abrir espacios de comunicación para llevar la fe a una población que para el 2030 tiene proyecciones de que en su mayoría podría no creer en ningún tipo de dios.

Quizás ese haya sido el motivo por el que el Vaticano lanzó el año pasado un documental en el que el Papa Francisco se abre a dialogar con jóvenes entre 20 y 25 años, con temas de los que pudieran parecen polémicos para la iglesia como la inmigración, la diversidad sexual, el aborto, la pornografía, el abuso a menores, los delitos de sacerdotes, el papel de la mujer en la religión y otros más, en los que el jerarca católico muestra una apertura incluyente, en el nombre del amor, “como Cristo lo enseñó” (sic).

El debate de esos y otros temas en muchas iglesias también está vigente y los postulados de la extrema derecha en contraste con los de los progresistas o liberales, parecen ser de los factores que dividen y que no han podido hacer que los líderes pastorales conecten con los nuevos públicos, al igual que sus incursiones en temas de política y de gobierno con claros matices de influencia.

En alguna ocasión una persona muy culta y preparada, estudiosa de todos los temas teológicos y religiosos, en una frase resumió lo que muchas iglesias enseñan: la única religión debe ser el amor.

Eso fue más o menos lo que sucedió en 2022 cuando en Kazajistán se desarrollo el “VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y tradicionales”, en el que representantes de 50 países, entre ellos el Papa Francisco y el gran imán de al-Azhar, el jeque Ahmed Al-Tayed, abogaron por la paz y la consolidación del mundo.

Más allá de mi propio credo, me toca comulgar con una excelente fórmula que encontraron los alcohólicos anónimos para ser incluyentes y que es la invitación a que uno crea en dios como cada quien lo conciba.

Se trata de creer, de tener fe en algo y de vivir con esperanza, en el respeto a la unicidad irrepetible de cada persona.

Recuperemos la fe, en nosotros mismos, en la humanidad y en Dios, como cada quien crea en Él.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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