Política

Louise Violet y la diputada Katalyna

“Estudié en la Escuela Normal” —dijo Louise Violet, la nueva maestra.

“¿Y qué tiene de normal que una mujer estudie?” —le respondió el alcalde de un pequeño pueblo de la campiña francesa, a finales del siglo XIX. Así fue recibida cuando llegó a poner en marcha la primera escuela pública, gratuita, obligatoria y laica.

Esta escena corresponde a la película de Eric Besnard, “Louise Violet” exhibida dentro del 29º Tour de cine francés, donde la actriz Alexandra Lamy interpreta a una maestra, una mujer culta y moderna que es minusvalorada y rechazada por una comunidad con creencias sobre la superioridad del hombre sobre la mujer, las cuales se manifiestan en actitudes, comportamientos y prácticas que degradan a las mujeres y reafirman un sistema de dominio masculino.

Violencias en razón de género que, en muchas partes del mundo, en pleno siglo XXI, no nos son ajenas. Hace pocos días, durante una entrevista, el dirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México, Manuel Muñoz Cano se refirió a la diputada local morenista, Katalyna Méndez Cepeda, con calificativos propios para una menor de edad.

Ante esto, la legisladora declaró: “No soy ninguna niña que anda corriendo por los pasillos de este Congreso; soy una mujer, madre de familia, y estoy aquí trabajando como Diputada Local gracias a casi 50 mil personas que votaron por mí en la elección pasada”.

A inicios del siglo XIX, en la Francia donde recién se reconocía el derecho a la educación, gracias a las Leyes del primer ministro francés, Jules Ferry, la maestra Violet no contaba con leyes que la protegieran de conductas misóginas.

Actualmente, la violencia política en razón de género es una falta y, algunos casos, un delito, reconocido en la legislación mexicana a partir del 13 de abril de 2020. El artículo 20 Bis de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia define la violencia política en razón de género como cualquier acción u omisión que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos políticos y electorales de las mujeres.

Llamarle “niña” a una diputada es violencia política en razón de género, ya que busca deslegitimar su voz y su representación como autoridad electa; además, representa un trato diferenciado que no se aplica a hombres en cargos similares, difícilmente se le llamaría “niño” a un diputado de 30 años.

Estas expresiones refuerzan estereotipos promoviendo tratos con condescendencia y reforzando la idea patriarcal de que las mujeres son inmaduras, frágiles o incapaces de ejercer poder.

La legisladora Katalyna Méndez Cepeda ha anunciado que presentará una denuncia contra Manuel Muñoz Cano ante el Instituto Electoral local, con el fin de visibilizar estas violencias y fortalecer la cultura de la denuncia.

El camino hacia la igualdad aún es largo. Las violencias de género sufridas por la maestra Louise Violet y, más de 100 años después, por la diputada Katalyna, evidencian un mismo patrón estructural y cultural: un sistema patriarcal que continúa penalizando la participación de las mujeres en el ámbito público y vulnerando sus derechos a la igualdad sustantiva y a una vida libre de violencia.


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Nohemí Argüello Sosa
  • Nohemí Argüello Sosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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