Sociedad

Mala madre

  • Criando Consciencia
  • Mala madre
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Me he pasado casi ya diez años sintiéndome mala madre.

Cada paso que doy, casa decisión tomada, cada indecisión, cada culpa suma a este constructo de ser una "mala madre".

Por ejemplo, estoy de viaje para presentar mi libro, mi esposo se queda con mis hijos pero no dejé refri y despensa lleno mala madre quien sabe que comerán mis hijos con su padre y a qué horas mala madre por no solucionarle al papito corazón la existencia.

Mala madre, porque estoy sentada en un café escribiendo esto en vez de estar esperando con la comida lista a mis hijos de la escuela. 

Porque aquel se reventó la boca y le di indicaciones para ponerse hielo y no se lo puse yo, porque aquella vomitó un día y se quedó dormida en su cama y no en la mía.

Mala madre, porque la vida no me dió la salud mental necesaria para evitarles a mis hijos el verme en cama sin poderme levantar, el comer y desayunar y cenar cereal, spaghetti y huevo porque es lo único que la depresión me deja preparar Mala madre, porque tuvieron que pasar casi nueve años para jugar con ellos un poco, un mucho aún es demasiado. 

Mala madre porque olvido leerles el cuento que me piden a veces, cada noche, como ellos quieren.

Mala madre porque aún se acuerdan de mis ceremonias y el dar gracias pero no logro establecerlo en lo cotidiano, de tan disociada o cansada que ando.

Mala madre porque no me limito a existir en la esfera doméstica. Mala madre porque quiero devorarme el mundo.

Malas madres somos cuando no mantenemos la casa impoluta. 

Cuando nuestros hijos no van a clases extras, cuando no los llevamos al parque tan seguido, cuando no comen lo variado que deberían.

Malas madres burguesas. Eso somos. Porque las malas madres en contextos precarios se llevan a sus hijos al tianguis y los duermen debajo de los puestos. 

Les cocinan sopa de fideos con un cuadrito de Knorr y ya, no hay nadie sufriendo porque falta carne porque en su cotidianidad no hay para ello.

Malas madres, en la periferia, las que dejan solos a sus hijos para irse a trabajar, las que los sacan de la escuela para cuidar a sus hermanos más pequeños o trabajar.

Y las malas madres achingatadas (como diría mi querida tía Viro) son las que tienen una nana por cría y salen al gimnasio y al yoga y a las compras con absoluta libertad. 

Las que no partieron por no arruinarse aquellito y tuvieron la cesárea más estética del mundo. Las que están sin estar, porque así les enseñaron que era a la crianza.

Malas madres periféricas, burguesas, achingatadas, todas somos malas madres según el monstruo patriarcal.

¿Cómo es la buenamadre mítica? Así, al chingazo, yo puedo decir que ese ser mitológico es la madre que cada hijo tiene en casa, le acomode a quien le acomode.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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