La Universidad Autónoma de Nuevo León tiene una población de poco más de 190 mil estudiantes en los diferentes niveles, que debido a la pandemia llevan casi un año y medio sin acudir a sus planteles.
La mayoría de ellos no han recibido ni siquiera la primera dosis de la vacuna contra el covid-19, por lo que regresar a las aulas representa un riesgo que las autoridades universitarias no están dispuestas a correr.
Aunque en teoría el índice de letalidad en los jóvenes es muy bajo, las nuevas variantes detectadas como la Delta están causando estragos en esa población.
Por eso suena razonable que mientras no sean inoculados permanezcan en sus casas, a fin de evitar un aumento en los contagios entre la población estudiantil y sus familias.
El rector Rogelio Garza lo sabe y por eso han tomado decisiones para proteger la salud de la comunidad estudiantil, incluyendo a miles de maestros de prepas, facultades y posgrado.
Por supuesto que el doctor Santos Guzmán, quien en octubre asume los destinos de la Máxima Casa de Estudios, está consciente de la situación, y ambos quieren lo mejor para los universitarios.
Hace días el gobernador electo Samuel García Sepúlveda encabezó las caravanas de trabajadores a Nuevo Laredo, donde fueron vacunados sin necesidad de cruzar la línea fronteriza, y ni siquiera se bajaron de los autobuses.
Según la información oficial, más de 48 mil dosis del biológico serán aplicadas en una jornada fuera de serie, donde se conjuntaron varias voluntades para lograr lo que sin duda fue una gran iniciativa.
Es importante que el sector productivo de la entidad esté protegido para que la economía no se detenga, y eso nos queda claro. Lo que también debemos tomar en cuenta es que después de ellos, nuestros estudiantes de nivel superior llevan mano.
Ante la escasa cobertura de las autoridades federales de Salud, y el reciente desabasto del biótico en todo el país, la opción de pedir apoyo a gobiernos locales de Estados Unidos está totalmente justificada.
El nuevo rector Santos Guzmán es un hombre sensible y más por su vocación de médico, por lo que seguro vería con buenos ojos promover caravanas con miles de alumnos para tranquilidad de sus familias.
Miguel Ángel Vargas
miguelangel.vargas@milenio.com