En febrero de 2016, el entonces gobernador Rafael Moreno Valle inauguró el Museo Internacional del Barroco, con una inversión de mil 742 millones de pesos, una cifra de escandalosa para un proyecto de esa naturaleza.
Lo que supimos después es que esa cifra se multiplicaría hasta 14 mil millones de pesos, porque fue construido a través de un fideicomiso de grupo Hermes Infraestructura, de la familia Hank Rhon.
En fecha reciente, el gobernador Alejandro Armenta tuvo a bien liquidar el adeudo, luego de una negociación donde pagó 2 mil millones de pesos, y con eso cerraría uno de los capítulos más oscuros de las finanzas públicas.
Este sábado en su primer informe, el mandatario anunció la muerte del MIB para crear la Universidad de las Bellas Artes de Puebla, con lo cual se dio otro intento por reactivar ese "elefante blanco", que sin duda es una obra faraónica.
Moreno Valle tenía delirio de grandeza, y en su momento nos vendió la idea de que sería un monumento arquitectónico.
El 12 de diciembre del 2022 durante la etapa de Sergio Salomón Céspedes, se hizo un relanzamiento, con un concepto inmersivo o algo así, que por supuesto tampoco funcionó.
En poco más de nueve años, este recinto diseñado por el japonés Toyo Ito, pasó de ser el ejemplo dentro de la infraestructura cultural de México, a ser un edificio costoso y un insulto para los ciudadanos.
Ahora se dice que van a instalar una casa de estudios que dará acceso al talento poblano, y tendrá un sentido popular para limpiar su imagen de opulencia, y por fin le den un mejor uso del que tenía actualmente.
De entrada suena bien, aunque será cuestión de analizar la capacidad que tendrá para recibir a los artistas de las diferentes disciplinas, y el costo para operarlo.
En lo personal considero hubiera sido mejor deshacerse del gasto, y acabar en definitiva con esta obra que solo causa vergüenza a los poblanos, quienes por cierto pagaron casi seis veces durante una década el precio de los excesos de los políticos.