Hace unos meses, la entidad estaba en emergencia hídrica debido al bajo nivel de las presas que abastecen a la población del vital líquido, y eso obligaba a racionar la distribución en los miles de hogares en el Área Metropolitana.
El panorama no pintaba nada bien y las ondas de calor elevaron las temperaturas por encima de lo normal aun cuando apenas estábamos en primavera. Con la llegada del verano comenzó también la temporada de tormentas tropicales y huracanes.
Los expertos en meteorología señalan que cada 15 años aproximadamente impacta en Nuevo León alguno de éstos, pero no necesariamente implica buenas noticias y por el contrario había más estragos en la infraestructura que beneficios.
Por suerte, este año llegó la tormenta tropical Alberto que fue una bendición, pues en unos cuantos días descargó precipitaciones extraordinarias que ayudaron a recuperar el nivel de los principales embalses.
El Cuchillo está por arriba del 70 por ciento, la Rodrigo Gómez La Boca al 100 por ciento y Cerro Prieto al 50 por ciento, así como La Libertad al 40 por ciento. Es decir, hay almacenamiento para varios años gracias a las lluvias.
Desafortunadamente los seres humanos a veces no aprendemos las lecciones que nos da la vida. Lo digo porque hace días escuchaba en los medios de información la queja de los ciudadanos por la falta de agua en miles de hogares y algunos salieron a las calles a expresarlo.
Parece que muy pronto se nos olvidó que hace poco las presas estaban secas y piensan que al ver los registros de Conagua ya estamos del otro lado, pero se equivocan, porque tampoco ha pasado la contingencia.
Se requiere, y ojalá que así sea que sucedan al menos otros fenómenos similares al Alberto para tener garantizado el abasto por los próximos años, aunque eso no quiere decir que podemos desperdiciar los recursos.
La madre naturaleza nos ha dado una nueva oportunidad para que nuestras familias no padezcan escasez, como ocurre en otras regiones del país y del mundo, y así debemos verlo, pero no podemos olvidar que hace meses estábamos en serios apuros.
Agua y Drenaje de Monterrey y el propio Gobierno estatal también están ante la posibilidad de aprender de los errores y administrarse mejor, porque de lo contrario, en poco tiempo estaremos pasando los mismos problemas y esa será su responsabilidad.