Hace casi 6 años, el entonces gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón apodado ‘El Bronco’, emprendió el sueño guajiro de competir por la Presidencia de México como candidato independiente, usando todos los recursos a su alcance, legales y no tanto, se enfrascó en cumplir con los requisitos para serlo y estuvo en la boleta, para lo que solicitó licencia y al perder la contienda regresó sin pena ni gloria a gobernar el estado en donde fue electo por los ciudadanos.
Su campaña estuvo rodeada de propuestas sin sentido como aquella de “mocharle las manos” a los delincuentes que roban, tal vez la propuesta más inverosímil por decir lo menos de toda su campaña, y por la que pasó a la historia, más allá de su cuestionada administración.
Parece ser que Nuevo León de nuevo se prepara para una situación similar, pues todo apunta que los tentáculos de Morena alcanzaron a Movimiento Ciudadano y así como en el Estado de México se abstuvieron de participar, sumando la comparsa de Alfredo del Mazo para entregar el gobierno a la cuarta transformación, ahora parece que están dispuestos a jugar a la oposición lanzando como presidenciable al gobernador Samuel García, lo que traería una atomización del voto de aquellos que no ven en Morena como opción para mantenerse en la presidencia.
Y no digo que el mandatario sea un mal candidato, lo que digo es que falta mucho, esa madurez que dijo Luis Donaldo Colosio, alcalde de Monterrey, para apostar por la grande en esta elección. Apunte que también aparentemente el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, decidió no jugar ese papel, y aunque sus pretensiones en algún momento también fueron ser candidato presidencial rompió con el partido con el que se alió para gobernar a los jaliscienses.
Triste papel sin duda que están jugando dos titulares del ejecutivo neoleonés al hilo, y aún más triste que un partido que se dice ciudadano, solo lo lleve en el membrete.