El Frente Amplio por México tiene un gran problema, la mala imagen de los partidos que lo integran y cuyos desaciertos y malas prácticas fueron los que llevaron a Morena a convertirse hoy casi en un partido hegemónico, como en su momento lo fue el PRI.
Y sin duda será un tema que seguirá explotando Morena en su lucha, no por mantenerse en el poder, sino para crecer en él. La gran preocupación de los dirigentes de la cuarta transformación no es la Presidencia de México, las mediciones al día de hoy dan una amplia ventaja al partido oficialista para mantenerse en la titularidad del Poder Ejecutivo; por lo que van ahora es por el sueño dorado de López Obrador que es conseguir la mayoría calificada en el Congreso federal.
Los esfuerzos además están centrados en la gubernaturas que aún hoy se le escapan a Morena, el hueso más difícil de roer sin duda será Guanajuato que se ha mantenido como la joya de la corona del Partido Acción Nacional y que en caso de ganar el gobierno de la entidad, llevaría a los albiazules al inimaginable sueño de gobernar un estado por 39 años desde la llegada de Carlos Medina Plascencia en 1991.
Al igual que en lo federal, en el caso de este estado del bajío, Morena intenta ganar posiciones en los municipios y por ende en el Congreso del Estado, pues sabe que es el camino para ser un contrapeso del Ejecutivo y con ello la posibilidad de ejercer presión para abrirse camino a la gubernatura en el 2030.
El pasado turbio, especialmente del PAN con lo que ha significado la guerra contra el narcotráfico y la decepción que en su momento representó la administración de Vicente Fox, así como los escandalosos casos de corrupción en el PRI, sumados a la amenaza del grupo en el poder de abrir carpetas de investigación y acabar con patrimonios de estos actores políticos, no dejan duda que mantendrán como menos las posiciones que hoy tienen.
Xóchitl Gálvez sabe que haber sido la opción en la Ciudad de México le habría dado más oportunidad de alzarse con el triunfo, su búsqueda de la Presidencia está plagada de fantasmas que rodean las siglas de los partidos que integran el frente.