Ayer escuché con atención una ponencia del director ejecutivo de Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez, en donde hacía una reflexión que es digna de atender, pues no necesariamente a quien reconoce un gobierno como transparente devela la podredumbre que existe en la administración pública.
Es común escuchar a gobiernos pavonearse por haber recibido reconocimientos donde se les otorgan los primeros lugares en transparencia presupuestaria, donde se miden indicadores presentados en las páginas web de estos gobiernos, como si fuera digno de aplaudir y premiar lo que por ley se exige a quienes llevan la administración de recursos públicos.
Decía Bohórquez que a los gobiernos no se les premia por hacer lo que deben de hacer, se les debe exigir el cumplimiento irrestricto de la ley lo que conlleva el uso adecuado del dinero proveniente de los contribuyentes; y al decir adecuado, no sólo es que se gaste en lo que se dice que se gastará, sino que sea una inversión que tenga resultados medibles y directos en beneficio de los gobernados.
Ojalá, dijo, que estas mediciones no solo verificaran el cumplimiento de indicadores, sino que estos índices midieran prácticas gubernamentales que permitan conocer a ciencia cierta lo que se hace con el dinero público, pues podemos transparentar, por ejemplo, todas las empresas con las que un gobierno hace alguna adquisición, sea de bien o servicio, así como el recurso entregado, pero en ningún momento se da a conocer el origen de éstas empresas, que al final resulta que son fantasma o creadas de facto para beneficiar a algún particular, o en el peor de los casos a un prestanombre del gobernante en turno.
Así que no nos vengan a presumir transparencia, cuando en el fondo el mal manejo de recursos termina siendo el pan de cada día de muchos gobiernos, la verdadera apertura vendrá cuando mediante buenas prácticas se ejecute el uso del recursos con total apertura y se permita al ciudadano tener acceso a los detalles de las empresas o servicios contratados. Decía Bohórquez y decía bien, en su momento Javier Duarte y César Duarte obtuvieron primeros lugares en transparencia presupuestaria, hoy están frente a la justicia por enriquecimiento inexplicable y uso de recursos de procedencia ilícita.
Dejen de dar atole con el dedo.
Miguel Ángel Puértolas
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