Política

Justicia aún lenta

En México hay temas que uno quisiera dejar de escribir, pero regresan solos porque siguen ahí, históricamente porque no se trata de señalar períodos específicos, sino de grandes retos y oportunidades que como país no hemos terminado de resolver. La procuración de justicia es uno de ellos, cambiamos nombres, estructuras administrativas, logotipos, membretes, discursos… pero la sensación ciudadana sigue siendo la misma: la justicia tarda. Y cuando tarda, pesa.

Pesa porque no se trata de estadísticas, sino de historias reales: del que denuncia un robo y ya no digamos recupere sus pertenencias, la vida ya no es la misma después de ser víctima de un delito; para luego enfrentar en muchos casos el doloroso proceso que nos lleva a uno que avanza a paso cansado mientras el país corre.

La transición de procuradurías a fiscalías se vendió como el gran salto hacia la autonomía y la eficiencia. Pero la distancia entre el deber ser y el ser real sigue siendo incómoda. Muchas fiscalías nacieron autónomas sólo en papel, atrapadas entre burocracia, falta de capacidad técnica y recursos que resisten cualquier cambio. Al final, lo que más se resiente no es el diseño institucional, sino la vida cotidiana de millones.

Tampoco podemos afirmar que todo sigue igual. En los últimos años ha habido avances que hay que reconocer, sobre todo en materia de coordinación. La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia ha empujado algo que hacía mucha falta: que los tres niveles de gobierno trabajen mirando en la misma dirección. Si algo nos enseñó la última década es que la seguridad no entiende de jurisdicciones, y que cuando cada quien camina por su cuenta, se abre espacio para que la violencia florezca y en eso parece ser que el rumbo es distinto. Esa coordinación basada en datos, inteligencia y comunicación constante ya empieza a notarse en regiones donde antes las instituciones caminaban desordenadas. No resuelve el problema de fondo, pero sí muestra que cuando se alinean las agendas, hay resultados posibles.

La seguridad, al final, es un rompecabezas que sólo se arma en equipo. Aun así, la conversación que debemos tener no puede quedarse en lo operativo. México necesita revisar con honestidad si las fiscalías actuales son suficientes para enfrentar la realidad del país. No se trata de desmontar nada, sino de ajustar lo que haga falta.


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Miguel Ángel Puértolas
  • Miguel Ángel Puértolas
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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