Cultura

Yo amo a Emilio

  • Taller Sie7e
  • Yo amo a Emilio
  • Martha Izaguirre

He escuchado decir: «el presente» es lo que la religión católica llamaría “la vida eterna”. Encuentro la idea lógica y con mucho sentido. Este momento de luz o de oscuridad, esta humedad o sequía, esta paz o desasosiego, lo que ahora y aquí habito y percibo, transito y permanezco, es el instante que existe y en el que existo.

Son los trinos que escucho el trino esencial, el paisaje que abarca el horizonte es el mundo todo, lo ausente la ausencia infinita, lo tangible es lo real de la realidad.

El pasado y el futuro pausan su viaje, se detienen en la estación, y guardan silencio, sentados en una banca, hasta que arriba un tren anunciando con jubiloso silbato que continuará el camino; la estación del presente nunca ha dejado de recibir al tren del tiempo; el pasado y el futuro jamás han dudado que llegará.

La vida eterna es el hoy único, el hoy reciente, primero y último, continuo hoy. Hoy terrenal; es hoy celeste; es hoy marino; hoy astral; hoy minero; hoy frutal; hoy venero; hoy miel de azahar.

El presente trae su propia aventura, no carga el vivir ni hacia atrás ni hacia adelante. Mirar con mirada recién nacida es el signo de la plenitud. Abrir el día sin saber y sin necesitar saber que le sigue la noche. Donde nada hay habita la esperanza, mas el hoy es lleno de hoy y no necesita pasado ni futuro, ni esperanza.

Tan sólo vive, dice el presente. Vive con la mirada limpia de un bebé. Respondiendo al amor. Cautivado por quien le ama y cuida. En contacto de piel y alma. Vive con la confianza profunda de un bebé.

Él duerme, y sueña que juega con un ángel; despierta, y encuentra la sonrisa que soñó, los ojos que soñó, escucha la voz que soñó, y recibe cada despertar con la exaltación luminosa de un encuentro feliz.

La vida eterna, el hoy, es arrullo en brazos, donde se mece el andar del momento único, lleno de presencia y ganas de mirar y tocar por primera vez, el cabello de mamá y el aroma del abrazo de papá, la textura de la arena y del agua del mar. Todo ha sido dado este día. Como un todo se debe recibir. Así recibimos a Emilio, maestro niño, portador de un hoy eterno de amorosa alegría.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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