La frase es contundente y llama a la reflexión: “en materia de derechos humanos, nos encontramos en una especie de encrucijada ante una posible desaparición de una institución de salvaguarda de derechos constitucionales, que nos colocaría en un claro supuesto regresivo de cerca de 40 años de evolución normativa e institucional”.
Así lo dijo Adrián Alcalá Méndez, comisionado presidente del Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), que es, junto con el INE y el Poder Judicial, otro de los organismos amenazados con la embestida de la 4T que busca acabar con todo aquello que le pueda hacer frente o contrapeso.
Durante el foro organizado por el Instituto de Acceso a la Información Pública del estado de Guanajuato (Iacip) para discutir las implicaciones de las reformas constitucionales en materia de transparencia, otra de las voces que se alzó fue la de el abogado constitucionalista Miguel Carbonell, quien cuestionó la necesidad (necedad diría yo) de desaparecer al INAI y por consiguiente, los institutos locales de transparencia, como el Iacip.
“Aquí la pregunta sería ¿qué han hecho mal los órganos garantes de la Transparencia para llegar a un punto donde hay un movimiento político que quiere desaparecerlos?”, cuestiona Carbonell, quien agregó “no corregirlos, no mejorarlos, no fortalecerlos, no aprovechar las áreas de oportunidad que seguramente tienen. Igual en materia de Poder Judicial , ¡claro que hay que mejorar la justicia en México!”, reconoció el jurista.
Y es que ese es precisamente el meollo del asunto: el Movimiento de Regeneración Nacional no busca mejorar las instituciones, sino dinamitarlas.
Han malentendido el respaldo mayoritario ampliamente expresado en las urnas como carta abierta o cheque en blanco para desandar lo andado en las últimas décadas.
Lo alarmante es que, ahora con la mayoría calificada que Morena ostentará gracias a la sobrerrepresentación amparada en una interpretación sesgada de la ley, no existirá freno que impida realizar las reformas constitucionales que se les ocurran. Y me temo que tampoco contrapesos.