La diligencia tuvo lugar hace unos días en una localidad suburbana de una de las ciudades con mayor incidencia delictiva en la entidad. Los agentes intentaron cumplimentar su misión, pero fueron repelidos por los habitantes y vecinos. En un momento, uno de los actuantes se percató de la inminente agresión de un canino adiestrado para el ataque, por lo que en una acción refleja llevó su mano hacia el arma de cargo. Debía actuar rápido para desactivar el riesgo, o las consecuencias podrían ser graves.
Pero el representante de la ley titubeó por unos segundos.
Cuando el tiempo es clave, no te puedes permitir dudar. ¿Por qué lo hizo? Porque estaba consciente que estaba siendo videograbado por testigos de los hechos. Quizá por su mente pasó que la imagen de la corporación se vería severamente afectada si se viralizaba un video de un elemento abriendo fuego contra un perro.
¿Hizo bien en abstenerse? ¿Aún a costa de su integridad física? ¿Cómo saberlo?
En la era de la hiperconectividad y las redes sociales ciertamente habría sido difícil justificar ante la opinión pública una acción así. Poco importa si hubiera tenido motivos y respaldo jurídico para neutralizar el riesgo a su integridad. Menos aún que estuviera de por medio el éxito o el fracaso del operativo. Lo cierto es que el protagonista tendrá ahora tiempo de sobra para reflexionar mientras se recupera de las lesiones que tardarán más de dos semanas en sanar, y no ponen en riesgo su vida.
El incidente anterior coincidió casi con el anuncio de la gobernadora Libia García de la estrategia Diálogos por Guanajuato, cuyo primer Foro de la Gente es precisamente sobre el bienestar animal.
Bienvenidas siempre las discusiones ciudadanas, previo a la confección de, leyes y reglamentos, sobre temas sensibles como este, relacionado con seres sintientes; pero llama mucho la atención que el ejercicio esté dirigido solo a asociaciones protectoras de animales y rescatistas de experiencia consolidada. Omiten a los Médicos Veterinarios y Zootecnistas, académicos, estudiantes, que tienen voz que aportar. Y a la ciudadanía en general, o personas como el agente lesionado, cuya experiencia sin duda enriquecería la visión de los redactores de la iniciativa de reformas.