Considerada como la asana de la “eterna juventud“, Viparita Karani Mudra es una postura fundamental para activar el proceso natural de autosanación del organismo.
En Viparita Karani se invierten las polaridades en el cuerpo, llevando la pelvis por arriba de la cabeza. De esta manera se activa el sistema nervioso parasimpático, el encargado de las funciones inconscientes o involuntarias como el latir del corazón o los movimientos intestinales.
La principal función del sistema nervioso parasimpático es la de generar un estado de reposo que permita al organismo ahorrar o recuperar energía, provocando la regeneración corporal.
Para la tradición yóguica, en la pelvis se aloja el fuego del sol, y en la base del paladar, el néctar de la Luna. Según el Gheranda Samhitâ, uno de los textos clásicos del Hatha Yoga, “el hombre sucumbe a la muerte porque el sol absorbe la ambrosía de la luna“.
En Viparita Karani se intensifica la irrigación sanguínea del cerebro y se estimulan todas las funciones mentales; se descongestionan las piernas y vísceras abdominales, procurando una gran sensación de alivio y descanso por el cambio de la circulación; disminuye y elimina los temores y ansiedades; equilibra el funcionamiento de las glándulas tiroides y mejora el metabolismo. Además, se realiza un poderoso intercambio de energía entre los chakras Manipura (ombligo) y Visuddha (garganta), estimulando su actividad; al reintegrar el néctar o amrita a los centros superiores del cerebro, retrasa los procesos catabólicos del cuerpo, preservando la juventud y la vitalidad hasta edades muy avanzadas.
Pero hay un secreto en la ejecución de esta asana y es que debe combinarse con Nabho Vayu Mudra, en donde la punta de la lengua toca el paladar justo por encima de los dientes superiores, cerrando con esto el círculo de Prana Vayu, o la energía vital en forma de aire conectada con la respiración y encargada de llevar energía al cuerpo mediante la absorción del prana del oxígeno, los alimentos y el agua.
La postura inicia tendido sobre la espalda, con las piernas dobladas y los brazos extendidos a los lados del cuerpo, las palmas de las manos apoyadas contra el suelo. Inhala elevando las piernas, nalgas y la región inferior de la espalda con la fuerza de la cintura y empujando con las manos contra el suelo, de forma que las piernas asciendan inclinándose ligeramente hacia la cabeza hasta formar un ángulo de 90 grados, no más ni menos; dobla los codos y coloca las manos sosteniendo las caderas.
Además de sus enormes beneficios, Viparita Karani es una asana muy noble que incluso puede ser practicada en la cama, recargando las piernas en la pared y siempre asegurándose de elevar la pelvis con un cojín o frazada, para que quede a una altura superior a la de la cabeza.
(Con información de cronobioyoga.com)
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