El miércoles al mediodía salió el comunicado de la Reserva Federal sobre la política monetaria de EU; como se esperaba, subió 50 puntos base la tasa de interés al pasar de 0.25 a 0.75%. Lo que sí fue sorpresivo es que solo reducirá su balance en 45 mil millones de dólares de junio a septiembre, y a partir de ese mes la reducción será de 95 mil mdd. Sin embargo, los mercados esperaban cifras mayores; por ello Jerome Powell comentó que el empleo y el consumo se veían sólidos, rechazando la idea de una recesión a corto plazo.
El miércoles los mercados tomaron el comunicado como muy positivo, las bolsas repuntaron fuerte, el rendimiento de los bonos de 10 años se redujo y el día terminó con ganancias generalizadas. El jueves, sin ninguna noticia de por medio, el panorama era 180 grados distinto; los ánimos cambiaron y la impresión que nos dieron es que los inversionistas no le creen a la Fed. Lo que sienten es que los aumentos de la tasa de interés serán mayores a los esperados, y que esto provocará una recesión con sus consecuentes efectos sobre las utilidades de las empresas.
¿Es posible este escenario? Yo pienso que sí, pero con una probabilidad baja; además este supuesto implica que la inflación no baje y que sea algo estructural, más difícil de solucionar. No cabe duda que la Fed se equivocó en sus comentarios cuando decía que la inflación era transitoria y no anticipó que esa transitoriedad sería mucho más larga, amén de que la invasión de Rusia a Ucrania no se veía a finales del año pasado como algo inminente; sin embargo ocurrió.
El tema de la guerra ha sido un incentivo enorme para el alza de la inflación por la repercusión que el conflicto genera en el precio del petróleo y el gas, bienes en los que Rusia es un gran productor, y por si lo anterior fuera poco, los rebotes del covid-19 en China y su política de cero tolerancia alborotó el sentimiento de que los cierres en China retrasaran los avances para eliminar los cuellos de botella en las cadenas de valor, con lo que pueden ocasionar un descalabro en la economía del gigante asiático con repercusiones mundiales.
Así las cosas, el futuro de los mercados financieros en el mundo se ve complicado, y esto hará que persista la volatilidad; los bruscos movimientos que se observan a diario nos hablan mucho del comportamiento irracional de los inversionistas que producen, dicho sea de paso, grandes ganancias a los intermediarios, los únicos ganadores en estos ambientes. Como dijo Warren Buffett, los intermediarios están interesados en hacer de Wall Street un casino y no un centro de inversiones.
En situaciones como las actuales lo único es regresar a la básico, solo comprar activos que uno conoce y entiende; si son acciones, que sean de empresas que generan flujos y utilidades ante cualquier situación; si son instrumentos de renta fija, que tengan la solidez que garantice su pago. Esto aún va a durar, o sea que hay que ser pacientes y entender que existen activos que dan protección y otros que a los precios actuales seguro darán grandes ganancias para los inversionistas de largo plazo.
Manuel Somoza