Ya habíamos pronosticado, en esta columna, que la economía mexicana entraría en recesión técnica. Por supuesto, el gobierno no está de acuerdo, pero eso no importa, y no vale la pena entrar en discusiones estériles, lo que sí es evidente y no se puede negar es que desde julio, las actividades económicas están estancadas en lo general; es posible que algunas actividades hayan tenido crecimiento, pero el promedio ponderado del todo indica un estancamiento.
En virtud de lo anterior, lo que procederá es poner en marcha acciones para revitalizar el crecimiento económico, y eso no está sucediendo. La preocupación sobre la perspectiva mexicana es que si no hacemos algo diferente, el futuro se ve muy comprometido, y eso puede dar como resultado un crecimiento de alrededor de 2.5% en el mejor de los casos.
La mayoría de los analistas tiene la impresión de que el primer trimestre seguirá flojo, ya que no trae ningún impulso, igual los contagios de ómicron están impidiendo una normalización de actividades económicas, sobre todo en el sector de servicios; por lo que se refiere a la producción manufacturera, sigue resintiendo los cuellos de botella en las cadenas de valor.
Estos dos factores negativos son de origen externo y es poco lo que podemos hacer para resolverlos, aunque hay que decirlo, los contagios podrán empezar a disminuir; aquí las autoridades sanitarias nos han quedado a deber al oponerse a que la vacunación se extienda a los niños de cinco años. La prepotencia del doctor López-Gatell, pretendiendo saber más que los organismos de salud internacionales, ha evitado que la vacunación se extienda a los niños y hay evidencias claras de que éstos —además de que muchos asisten a la escuela en forma presencial— son uno de los primeros orígenes de la infección. Solo para concluir este punto, si López-Gatell le parece moderado que 800 personas al día pierdan la vida por covid, tenemos un grave problema de interpretación.
Esta administración desprecia a la clase media por aspiracionista; no le gustan los empresarios, sin importar el tamaño, y tampoco apoya a los jóvenes que quieren superarse; no ve la necesidad de procurar condiciones para que estos sectores crezcan y se desarrollen. Toda la estrategia gubernamental se enfoca en programas sociales, algunos buenos —como los que apoyan a los adultos mayores— y otros no tanto, ya que solo reparten dinero sin ton ni son y no dan resultados. La enorme cantidad de recursos que se dedica a gasto social contribuyen a que la economía no se derrumbe, pero a largo plazo se generan situaciones insostenibles, porque si el país no crece, los ingresos públicos tampoco, y esto nos puede llevar a un serio desequilibrio financiero.
Es lamentable ver que temas ideológicos viejos que han probado su ineficacia ahora sean una camisa de fuerza que nos impide tener acceso a mejores niveles de vida; para salir de esta recesión, o estancamiento, hagamos lo que nos corresponde. La economía de EU nos ayudará a crecer, pero mucho menos que el año pasado. ¡Salgamos de la mediocridad!
Manuel Somoza