Despedirnos de un amigo nunca es fácil, pero el poder asimilar que no volveremos a verlo es mucho peor. Hace algunos días platicaba con un amigo a quien mi esposo y yo teníamos muchas ganas de ver; sin embargo, el motivo fue lo que más llamó mi atención.
“Esta vez no voy a poder verlos porque vamos a ir al cementerio a ver a un amigo que falleció hace varios años atrás… Cada año vamos a platicar con él y contarle que ha pasado, es una tradición que tenemos desde que ya no está… Desde hace más de 10 años”.
Una respuesta tremenda para nosotros en fin de semana, perfectamente entendible y admirable. Demasiado para procesar.
¿Cuántos de nosotros perdimos un amigo? ¿En qué momento de nuestra vida? ¿Cómo llevamos el duelo? Su recuerdo jamás desaparece, la vida se detuvo en ese momento.
¿Dónde quedan tantos recuerdos? ¿Rondan sus consejos aún en nuestra mente? No olvidamos su voz, tampoco su risa, mucho menos su presencia.
Muchas veces hemos escuchado que los conocimos por alguna circunstancia o porque debíamos tener un aprendizaje de ellos.
Sin duda la amistad viene a traspasar planos, a valorar la presencia, a reflexionar sobre la muerte pero, sobre todo, a dejar en claro que la vida también se homenajea, se recuerda y no se suelta… a pesar de todo.
La visita al cementerio para “ver” a los amigos es la prueba más grande de cariño, es la celebración de la vida a pesar de la muerte, es el seguimiento de un amor incondicional que traspasa fronteras gracias al amor puro.
Esta columna está dedicada para todos aquellos que tenemos un amigo que hoy ya no está físicamente, pero que su alma perdurará con nosotros para siempre, para esas personas que dejaron huella en nuestra vida.
Gracias por haber estado, gracias por existir, gracias por seguir escuchándonos a pesar de que no estén aquí; a través de su recuerdo, de sus fotos y de sus consejos tendremos siempre a nuestros amigos hasta la eternidad.
La amistad tiene esa fortaleza de continuar a pesar de la eternidad, tiene esa magia de volverlos a encontrar quizás en sueños y otras a través de los recuerdos, lo importante es que seguramente en alguna otra vida volveremos a vernos.
