Cultura

Las matemáticas no bailan

A veces, la vida nos regala encuentros que parecen casuales, pero tienen la exactitud de un reloj emocional. A mí me pasó con un trend. Un video que se hizo viral en redes, pero que más allá del ruido digital, me llevó a conocer a un profesional excepcional: Pedro Ibáñez, un artista peruano que convirtió cada herida en impulso y cada duda en escenario.

Su historia no es sólo la de un hombre que venció prejuicios; es la de todos aquellos que alguna vez escuchamos que no éramos buenos para algo, que nuestro sueño no valía, que era mejor dejar de intentar.

Esta columna es un abrazo para quienes crecieron con cicatrices que no se ven. El remedio que ojalá muchos hubiéramos recibido cuando éramos niños: la certeza de que no estábamos rotos, sólo en el camino equivocado.

Pedro, hoy actor, bailarín profesional y artista escénico, tiene 38 años y una verdad luminosa que antes le costó pronunciar: soy artista. Su amor por la danza fue su primer secreto, uno que intentó esconder para protegerse de las burlas.

“Un niño no debería bailar”, le decían. Y él, para sobrevivir, aprendió a huir de lo que más amaba. Pero el tiempo -ese editor perfecto- acomoda los pasos. Dos décadas después, Pedro representó a su país en competencias internacionales en Argentina, Brasil y Polonia; ha bailado en uno de los cruceros más grandes del mundo; ha sido parte de elencos originales de musicales como La Cage Aux Folles, Billy Elliot, Hairspray, West Side Story o We Will Rock You.

Estudió en Perú y en Nueva York, ganó competencias de danza en televisión, fue jurado, coreógrafo, profesor; pero también fue banquero, taxista y bailarín en discotecas. Su vida es un mapa de rutas inesperadas que siempre lo regresaron al arte.

Sin embargo, antes de los aplausos hubo sombras. Pedro recuerda el dolor físico del tercer grado de primaria: pararse frente al salón, repetir la tabla de multiplicar, sentir un reglazo si fallaba. El miedo se le quedó en el cuerpo. No era malo en matemáticas, solo no era perfecto. Pero cuando te lo repiten de niño, las palabras se convierten en tatuajes invisibles.

Le dijeron que nunca viviría del arte. Lo oyó en el colegio, en taxis, en academias; incluso, alguna vez, de sus propios padres movidos por el miedo. Las primeras veces creyó que tenían razón. Pero algo dentro de él seguía inquieto: esa terquedad hermosa que tienen los que nacieron para crear.

El punto de quiebre llegó en la universidad. Estudiaba Ciencias de la Comunicación porque “había que estudiar algo”, pero su vida estaba en automático. Hasta que la danza se cruzó en su camino y él entendió que no quería más una vida prestada, sino una propia.

Y siguió. Con disciplina, con tardes enteras entrenando para compensar haber empezado “tarde”. Con decisiones valientes, con cansancio, con dudas, incluso con ganas de rendirse que nunca prosperaron porque, pues como él dice, siempre tuvo a las personas correctas sosteniéndolo.

Hoy, Pedro sabe que sus diferencias nunca fueron obstáculos; eran su fuerza. Lo que otros le dijeron no hablaba de él, sino de los miedos ajenos. El éxito no es la fama ni los seguidores, sino la paz, la sonrisa genuina y el tiempo con el que hace con pasión lo que ama.

Ahora se abre camino en el teatro y está a punto de estrenar su primera obra en Teatro La Plaza, uno de los escenarios más importantes del Perú, bajo la dirección de K’intu Galiano. Junto a su novio fundó Estudio Central, un espacio para formar, acompañar y transformar desde la danza.

Su mensaje para quienes dudan en seguir su sueño es simple y poderoso: “La vida es corta y caótica; inténtalo. No se pierde nada por amar lo que nos enciende”. Actualmente Perú aplaude de pie a uno de sus artistas más valientes. Pedro Ibáñez hoy en día es un profesional exitoso, que está lejos -muy lejos- de las voces que alguna vez intentaron apagarlo. Es alguien que, desde pequeño, aun sin saberlo, ya intuía su destino: Ser feliz haciendo lo que ama.

Y si lo vemos desde otra perspectiva: El mundo no perdió un matemático. Ganó un actor egresado del Centro de Formación Actoral ARANWA y del taller avanzado para actores de Alberto Isola. Bailarín profesional miembro de la compañía Dactilares Perú. Formado en Lima y en Nueva York, en el Broadway Dance Center, Steps on Broadway y becado en el Ballet Hispánico.

Desde el 2014 es el único performer peruano en Royal Caribbean Cruise Line a bordo del Anthem of the Seas por Europa y el Caribe como miembro del elenco original de We Will Rock You, el musical de Queen, dirigido por Tony Edge, desde el West End de Londres.

Pedro es ganador de medalla de oro por ser el mejor bailarín de la categoría contemporáneo en Brasil y ganador de medallas de oro y plata en Danza América, Argentina.

Él es un ejemplo luminoso de que el talento encuentra su camino cuando uno decide no dejar de bailar, incluso cuando el mundo insiste en que no es tu ritmo. Así que, si alguna vez alguien te dijo que no servirás para nada porque no sabías matemáticas, recuerda esta historia y mírate con más ternura.

Las vidas no se suman ni se restan; se sienten, se buscan, se crean. No hay fórmula exacta para el sueño correcto ni ecuación que resuelva lo que ocurre en un corazón que late con ganas. Y cuando dudes, piensa en Pedro, en su valentía y en su luz: un artista que convirtió cada derrota en un salto y cada miedo en impulso.

El mundo no se acaba cuando fallas una multiplicación; al contrario, recién empieza cuando decides escucharte. Porque, al final, quienes caminamos distinto lo sabemos bien: las matemáticas no bailan, pero nosotros sí.


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Magda Bárcenas Castro
  • Magda Bárcenas Castro
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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