Desde la perspectiva corporativa/institucional podemos definir la Responsabilidad Social (RS) como el “continuo compromiso de las instituciones y empresas para conducirse éticamente y contribuir al desarrollo económico, mientras mejoran la calidad de vida de sus empleados y familias, así como de la comunidad local y sociedad en general” y el Compromiso Social (CS) como las “acciones llevadas a cabo con el objetivo de crear conciencia en la comunidad sobre un problema o situación negativa, logrando el apoyo de la misma para solucionar dicho problema o hacer frente a una necesidad”.
El parecido es evidente, pero en la práctica la diferencia es mucha. La RS tuvo su auge con la llegada del siglo XXI logrando “humanizar” a las empresas e instituciones, pero hoy ya no es suficiente.
Pues la RS es unilateral.
Solo participan miembros de la organización, siendo la sociedad beneficiaria de la “buena voluntad” de quien decidió ayudar y/o adoptar prácticas en favor de la comunidad o medio ambiente.
En nuestro país existe la creencia de que el gobierno tiene la obligación de solucionarnos todos los problemas.
Hemos vivido dentro de sistemas paternalistas donde se nos acostumbró a sentarnos con los brazos cruzados esperando a que “papá gobierno” nos solucionara todo.
Lo mismo sucedió con las empresas y las prácticas de RS; Hoy se espera que las empresas e instituciones aporten a la comunidad y, una vez más, mantenernos con los brazos cruzados, esperando que solucionen problemas que el gobierno no ha podido resolver como el cuidado del medio ambiente, erradicación de la pobreza, servicios de salud, etc.
Hemos sido una sociedad apática y egoísta, donde la adopción de prácticas socialmente responsables depende del costo o del ahorro o de cuidar la imagen y reputación, pero como en todo, hay excepciones. (Es una lástima que sean excepciones).
Los gobiernos deben de terminar con acciones esporádicas, las empresas e instituciones deben de eliminar prácticas unilaterales, y ambos sectores, llevar a cabo estrategias de Compromiso Social.
Las redes sociales han aportado al compromiso social, pero solo de forma superficial.
Facebook, Twitter, etc. le han dado voz a la sociedad en la difusión de quejas.
Pero quejarnos o difundir una problemática no es suficiente. Incluso crean la percepción de que se está haciendo algo al respecto, cuando la realidad es distinta.
Hoy, las empresas, las instituciones y el gobierno, pueden y deben involucrar más a la sociedad en la solución de los problemas, y la sociedad puede y debe participar, responsabilizarse por hacer las cosas sin buscar reconocimientos o premios, salvo el querer hacer un mejor lugar para vivir.
Las estrategias viables y exitosas dependen del involucramiento de la sociedad, de empresas conscientes y gobiernos que escuchen, sin paternalismos para construir una ecolonomía solidaria
luisrey1@prodigy.net.mx