Uno de los conceptos que hemos aprendido en términos de implementar de manera exitosa una nueva tecnología, es que esta debe presentarse en diversas formas.
El mejor ejemplo que tenemos es el de la generación eléctrica a partir de fuentes renovables y sobre todo limpias.
Y es evidente que hemos desarrollado excelentes alternativas, como la generación eólica, la fotovoltaica (solar), la de movimiento perpetuo (con olas), la geotermia, etc.
Pues bien, lo mismo sucede con la transición en el diseño de automóviles y transporte en general, en donde la mayor oferta con la que hoy contamos es la de automóviles impulsados por motores eléctricos, abastecidos por una batería recargable.
Y este tema ha creado grandes controversias, en varios sentidos: por un lado, el que los tiempos de recarga no son lo rápidos para sustituir nuestra costumbre de pararnos y llenar un tanque ya sea de gasolina o diésel en muy pocos minutos.
Y por otro lado, el que una vez que las baterías completen su vida útil, estaremos produciendo una cantidad inmensa de residuos contaminantes que nos hace repensar toda la ingeniería al respecto.
En ese orden de ideas, la industria automotriz continúa ensayando y proponiendo alternativas que nos ayuden a encontrar una solución sustentable de largo plazo y que sea al mismo tiempo viable económicamente hablando.
Es por ello que hoy vemos fabricantes con prototipos ya funcionales de autos impulsados por la energía fotovoltaica generada por paneles solares instalado a lo largo y ancho de toda la carrocería del vehículo, y cuando no hay luz solar se soporta en una batería que se recargo durante el día al mismo que se usa el automóvil.
También estamos viendo fabricantes con modelos ya muy avanzados impulsados por motores alimentados por hidrógeno y, en algunos casos también, autos híbridos que son propulsados por hidrógeno y electricidad apoyado en baterías.
La realidad es que es difícil pensar que encontraremos una solución de varita mágica única, para ser capaces de atender todos los diferentes tipos de necesidades que tenemos en todo el mundo.
La solución va a llegar en forma de la utilización de múltiples tecnologías, combinadas y complementadas por diferentes alternativas.
Hay algunos investigadores que están explorando nuevamente el uso de combustibles atómicos, que nos brindarían energía ilimitada por cientos de años; sin embargo, aún no hemos podido encontrar la forma que los desperdicios nucleares puedan volverse inocuos para los seres humanos. _