En una sociedad marcada por el adultocentrismo no sorprende que se hagan de lado las implicaciones que dejará en la población joven la pandemia de coronavirus.
La llamada “generación confinada” es decir, los(as) jóvenes entre 15 y 24 años serán uno de los sectores más golpeados por la crisis económica que se vive a nivel mundial e impacta sin tregua a las personas más pobres.
El chico que fue despedido del trabajo cuando apenas comenzaba el problema sanitario; la muchacha desempleada a meses de haber obtenido su primer contrato laboral y el estudiante recién egresado que no encuentra vacantes disponibles son ejemplos de historias cotidianas que describen el complicado panorama que se avecina.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada seis jóvenes en el mundo ha perdido su empleo al inicio de la pandemia y los que están trabajando han reducido sus horas laborales 23 por ciento.
Al asunto económico se suman los problemas físicos y psicológicos derivados del aislamiento; la falta de educación y la exclusión social que viven los(as) jóvenes que no cuentan con internet en casa.
Por más que se diseñen políticas públicas en tiempos de contingencia, donde la solución, al parecer más pertinente sea hacer uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), no podemos olvidar que en México más de 39 millones de personas no tiene acceso a la red, es decir la mitad de los hogares del país carece de conexión.
Según Internet MX y el INEGI, 34.2 por ciento de la población cuenta con este servicio, lo que significa que cuatro de cada 10 mexicanos(as) están fuera del mundo digital.
De tal forma, la crisis no hizo sino agudizar las vulnerabilidades ya existentes con múltiples efectos para la juventud: el desempleo, la falta de educación, la exclusión social, la poca accesibilidad al internet y las carentes oportunidades en el mercado laboral serán los enemigos más poderosos a vencer en el futuro post pandemia.
@nonobarreiro