Se nos murió Marito. El pasado 13 de abril, a los 89 años, falleció Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936.
Fue uno de los escritores más influyentes del llamado Boom latinoamericano, ganador de premios como el Rómulo Gallegos (1967), el Príncipe de Asturias (1986), el Cervantes (1994) y el Nobel de Literatura (2010).
Su legado es testimonio de una vida dedicada al oficio de escribir con pasión, disciplina y rigor.
En diversas entrevistas confesó que nunca lo atacó el síndrome de la página en blanco, ese bloqueo que impide comenzar a escribir, aunque se tengan ideas o deseos de hacerlo.
A muchas personas les ocurre por miedo a no ser buenos escritores, por perfeccionismo o simplemente por no saber cómo iniciar.
No todos compartimos la fluidez natural que él tenía con las palabras, pero hacerlo no debería verse como una tarea exclusiva de escritores profesionales.
La escritura también es una herramienta poderosa para ordenar pensamientos, procesar emociones y dar sentido a lo que vivimos.
Investigaciones del psicólogo James Pennebaker y estudios de la Universidad de Cambridge confirman que escribir acerca de nuestras experiencias mejora el bienestar emocional y cognitivo.
Superar el miedo a la escritura implica liberarse de la exigencia de perfección.
No se trata de crear una obra maestra, sino de expresarse.
Redactar un diario personal, una carta o una simple nota pueden ser prácticas profundamente reveladoras.
Como afirmó el propio Vargas Llosa: “Escribir es una forma de vivir”.
La clave está en empezar sin exigencias, con paciencia, como un ejercicio de honestidad personal.
La escritura es un diálogo íntimo, un espacio en que se aclaran pensamientos y emociones, y donde podemos reencontrarnos con nosotros mismos.
Finalmente, atreverse a escribir es un acto de valentía íntima.
Dejar que las palabras fluyan —aun sin ambiciones literarias— puede ser una práctica sanadora y liberadora que nos ayuda a aclarar nuestras ideas, a desahogarnos y, si nos arriesgamos, es un medio para compartir con otros aquello que pensamos, sentimos y creemos.
laura.parra@ibero-torreon.edu.mx