Negocios

Política eléctrica: más Peña Nieto que López Obrador

Bienvenido el anuncio de la Secretaría de Energía de que invitará a la iniciativa privada a invertir más de 7 mil millones de dólares en proyectos de generación eléctrica renovable. Aunque el gobierno no lo admita, esta medida marca un giro claro respecto a la política energética estatista de López Obrador y reconoce lo que era inevitable admitir: México necesita inversión privada para crecer. Falta ver con cuánto entusiasmo responden los empresarios después de la mala experiencia que tuvieron en el sexenio pasado.

La falta de capacidad eléctrica se ha convertido en un freno al desarrollo. Llevamos años sin invertir lo suficiente y la CFE no cuenta con los recursos para cubrir la creciente demanda. Y el consumo seguirá aumentando de manera acelerada, impulsado por el nearshoring, la digitalización y la expansión industrial. Si no se amplía la oferta pronto, México podrá enfrentar apagones, alzas de tarifas o pérdida de competitividad.

La electricidad es la sangre de la economía moderna, y su relevancia solo crecerá con la tecnología. Los centros de datos, esenciales para la inteligencia artificial, requieren enormes cantidades de energía. Lo mismo las armadoras de autos y las plataformas logísticas. Si México quiere atraer inversión necesita garantizar un suministro abundante, barato y más limpio. Por eso el gobierno se propuso elevar la generación con energías limpias de 22 a 38 por ciento al final del sexenio, e invitó a los privados a participar en proyectos solares y eólicos que sumarán casi 6 mil megavatios de nueva capacidad.

El cambio de tono es notable. El subsecretario de Energía habló de incorporar al sector privado “con todo su emprendimiento y su imaginación”, algo impensable en tiempos de López Obrador. Para atraer capital, el gobierno promete certeza jurídica, reglas claras y una ventanilla única que agilice permisos. Pero la gran pregunta es si los empresarios le creerán al mismo movimiento que los castigó. Muchos invirtieron fuerte durante el sexenio de Peña Nieto, solo para ser marginados cuando la 4T cerró la puerta a la inversión privada.

La nueva postura del gobierno es, sin duda, más sensata y pragmática. Reconoce lo evidente: sin capital privado, no habrá suficiente energía para sostener el crecimiento. El gobierno no puede hacerlo solo. Aunque el partido oficial no lo admita, este enfoque se parece más al de Peña Nieto que al de López Obrador.

De hecho, Sheinbaum está desmontando poco a poco buena parte del andamiaje ideológico que heredó. Lo vemos en su política energética y también en seguridad. De los “abrazos, no balazos” pasamos a una estrategia más frontal contra el crimen. Y en el combate al huachicol, los decomisos récord contrastan con el discurso triunfalista de su antecesor en el que afirmó: “se acabó el huachicol”. Habrá quien diga que estos cambios obedecen a presiones de Estados Unidos. Tal vez. Pero sea cual sea la razón, son pasos en la dirección correcta.


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Julio Serrano Espinosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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