El nombramiento de Nicolás Alvarado como cabeza de Tv UNAM desató una sintomatología demasiado propia de demasiados integrantes de la "máxima casa", esa sintomatología que conocemos bien quienes estudiamos ahí o pertenecemos a familias unamitas de cepa. Me refiero al talibanismo ideológico: "pinche televiso"; al ensimismamiento narcisista, ese "Al menos hubieran nombrado a alguien de la UNAM, no a uno de la Ibero", como si las universidades de verdadero peso en el mundo no tuvieran como prioridad la importación de talentos o como si de veras no hubiera nada que mejorar en la Nacional; a la franca hipocresía, como esa de indignarse por la supuesta "destrucción" de un canal que de pronto resultó que todos los pumas atesoraban en su corazoncito y veían sin descanso, hagan de cuenta que fuera la BBC; y desde luego al conspiracionismo más delirante: la sandez de que Televisa tiene interés en colonizar Tv UNAM —¿para qué, por favor?
Bien, pues la semana pasada Tv UNAM estrenó programación y aunque sé que las críticas de esos sectores no van revertirse, porque la fe le pone pies de cemento a los prejuicios, diré que no sólo no percibo huellas de destrucción, sino que a ese canal le acaba de caer una inyección de oxígeno que mucho necesitaba. Buen trabajo, el de Nicolás y su equipo. ¿Qué encontramos hoy en Tv UNAM? Imposible ser exhaustivo. Desde luego, encontramos recursos que ya estaban en el canal, como ese buen cine de la Filmoteca o como a Hernán Bravo, que hace rato que habla ahí de literatura con sorna y filo. Buen talento foráneo, casos de Laura García, que dirige un programa de concursos en torno al idioma, o de Susan Crowley, que habla y muy bien de arte. También, lugar para temas que no suelen encontrar tiempo de pantalla, como la Arquitectura o las ciencias, que además quedan a cargo de Javier Crúz, un talentoso divulgador que ha hecho abundante televisión y que por añadidura es "made in UNAM".
Sobre todo, encontramos un sentido narrativo mucho más actual, con programas ágiles, compactos y un tono sanamente desparpajado, y lo más importante: la certeza de la que la televisión, hoy, rebasa ampliamente a la televisión, e invita a prender el aparato en la sala, sí, pero también a usar los recursos de la red y los mil y un dispositivos que nos rodean (vayan a tv.unam.mx).
¿Que trabajé durante años con Nicolás, y que trabajo todavía en Televisa, y que compartimos las páginas de este periódico? Pues sí, y felizmente. No importa. Traten de olvidarlo por un rato y denle una oportunidad a la nueva Tv UNAM. Lo van a agradecer.