Cultura

Tovar y la cultura del Estado

  • Malos modos
  • Tovar y la cultura del Estado
  • Julio Patán

Me cuento entre quienes lamentan la muerte de Rafael Tovar. Se ha repetido que fue un creador eficaz de instituciones culturales. Es una afirmación justa. Como su segundo presidente, en los 90, terminó de lanzar a Conaculta, que asumió el rostro que todavía se reconoce en esa Secretaría de Cultura que recientemente él mismo promovió y encabezó. En su segunda etapa en el cargo, hizo esfuerzos exitosos por sacar de su pasmo a la cultura del Estado, desde acercar ese elefante blanco que era la Dirección de Publicaciones al mundo real, vía las coediciones con editoriales privadas, hasta aprovechar las nuevas tecnologías para difundir el cine, caso de Filminlatino. En pocas palabras: la cultura en México es, sí, uno de los espacios luminosos de este país con tanta tenebra; una parte central del desarrollo de la cultura se debe, para bien y para mal, al Estado; y Rafael trabajó con eficacia, ímpetu e imaginación para ese Estado. Se merece la gratitud con que se le ha despedido. Desde aquí, la mía también.

Otro tema es que la cultura que se desarrolla con dineros públicos no necesite una revisión profunda, de raíz, en general y sobre todo en la era Trump, ese Apocalipsis vulgar que cimbrará la economía y por lo tanto a la cultura pública: se vienen los recortes, segurito. Lo pregunté cuando se fundó la Secretaría y lo pregunto de nuevo: ¿de veras necesitamos un Sistema Nacional de Creadores? Puedo entender la importancia de blindar contra la pobreza a ciertos artistas de valía aunque no de éxito cuantificable, sobre todo cuando han llegado a edades avanzadas, pero ¿toca a los ciudadanos patrocinar a creadores artísticos en edad de chambear, sobre el argumento muy discutible de que producen un bien público?

Más preguntas: ¿alguien, al margen de los becarios, se ha sentido beneficiado por el programa de jóvenes creadores? ¿Necesitamos acumular toneladas de libros de autores “regionales” que nadie lee, seamos francos, porque en general no aportan nada al lector? ¿Y la infinidad de concursos de poesía y dibujo y fotografía que pasan desapercibidos para todos salvo los concursantes? ¿Y esas revistas intransitables? ¿Y el extendido uso de la cultura para el autobombo funcionarial que pagas tú, ciudadano?

Decía líneas arriba que el Estado ha sido central en el desarrollo de la cultura en México, para bien y para mal. Es buen momento para mirar sin pudores los para mal, que son muchos, caros e injustos para demasiados contribuyentes. Es una manera de cuidar las aportaciones de Rafael, entre otras cosas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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