Política

Necear con dinosaurios

  • Semáforo
  • Necear con dinosaurios
  • Julio Hubard

Los británicos usan petrol, mientras que los gringos suelen preferir oil y gas o gasoline. Se entiende: en la concepción estadunidense, primero existió la tecnología de la combustión (con la máquina de vapor) y después la búsqueda de materia prima; los británicos (y los franceses y los alemanes), en cambio, estaban en pugna por gobernar Medio Oriente y Asia Menor desde el siglo XVIII. Lugares desérticos donde el bitumen, o asfalto, tenía 30 siglos de servir a todo tipo de tecnologías: la construcción, el calafateo de barcas, la combustión para cocinar y obtener sal de los lagos de salmuera.

Cuando Darío, el persa, conquista la ciudad asiria de Babilonia, se halla con que las construcciones están hechas de ladrillos unidos con asfalto. Esa palabra usa Heródoto: “asfalto” (ásphaltos), sustantivo que indica algo que no se resbala o que no falla. Es la negación de sphallo: “hacer caer, resbalar, tropezar”. En latín, pierde la primera letra y queda como “fallo” y, de ahí quedó la “falla” en español y la caída, fall, en inglés.

Con los siglos, el líquido negro y viscoso del asfalto se convirtió en recurso común. El tiempo y el imperialismo romano lo bautizaron como petróleo: aceite de piedras. Los alquimistas árabes (Al-Razi) lo pasaron por su invento, el al-ambiq (alambique), y obtuvieron queroseno. Se volvió tan famoso que Kublai Khan pidió que Marco Polo le llevara un poco del queroseno de Jerusalén. Era cosa de tiempo para que el petróleo y las gasolinas se convirtieran en el principal recurso energético del mundo. Y cosa de unos minutos históricos para contaminarlo todo. No hay modo de prescindir de la petroquímica; casi todo usa algún derivado: plásticos, textiles, procesos industriales. Pero dos conceptos llegaron ya a su final histórico: la producción de energía eléctrica ya no requiere de combustiones y, en muy poco tiempo, los motores de transportación, tampoco.

Además de que un petróleo caro significa riesgo para Occidente, de Alemania a Chile, cada semana aparecen nuevas noticias de ciudades en las que la producción estatal de energía eléctrica resulta excedente e innecesaria. Los ciudadanos producen más de lo que consumen. Es tecnología nuevita y todavía cara, pero es una de las mayores razones para el optimismo. Mientras tanto, los mexicanos nos sentimos orgullosísimos de una empresa corrupta, contaminante, peligrosa. Pagamos para que el Estado contamine y, encima, este gobierno es tan torpe, tan menso, que decide encarecerle a la ciudadanía las dos fuentes energéticas, la combustión y la electricidad, al mismo tiempo. Así es como nos damos cuenta de que no tienen la menor idea de qué significa gobernar en una democracia: siguen creyendo que se trata de ellos y del poder. Ante las dificultades, se afirman a sí mismos, aunque signifique negar al país. ¿Mayor enojo? Si Pemex no existiera, el PIB sería mayor. De ese tamaño. Y los dinosaurios se imaginan descendientes de Darío. Creen que conquistan “Babalandia” cuando no son sino materia orgánica más allá de la putrefacción.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.