La industria del streaming se encuentra en un momento fascinante y está viviendo una época dorada, caracterizada por un crecimiento explosivo y una competencia intensa. En Estados Unidos, más del 40% del consumo de contenido televisivo ya proviene de plataformas de streaming, superando a la televisión por cable (27%) y la televisión abierta (20%).
Este auge ha impulsado una gran inversión en el sector, con la aparición constante de nuevas plataformas, tanto locales como globales.
El acceso a internet, tanto fijo como móvil, ha sido crucial para este crecimiento. En México, por ejemplo, más del 85% de la población tiene acceso a internet, lo que facilita el consumo de estas plataformas. Prueba de ello es que, tan solo en julio de este año, una de las mayores plataformas de video registró más de 70 millones de usuarios únicos —mayores de edad— en el país. Otro factor tiene que ver con los hábitos de consumo. Las audiencias buscan libertad para elegir qué, cuándo y dónde ver sus contenidos, y el streaming se los permite.
Con esta explosión de servicios de streaming, la cantidad de contenidos disponibles también ha crecido de forma exponencial, desde contenido de archivo hasta producciones originales; estas últimas se han convertido en un elemento central en la estrategia de las plataformas, buscando diferenciadores para captar y retener suscriptores, poniendo presión en su rentabilidad, debido a los altos costos de producción y fuertes inversiones en publicidad.
En función del contenido original, no debemos pasar por alto un cambio profundo: la línea entre el consumidor y el productor de contenido se está borrando. Hoy los usuarios también crean contenido original, gracias a la democratización de acceso y distribución que las diferentes plataformas ofrecen. El resultado de la universalización del acceso a las plataformas se ve reflejado en el éxito de creadores de contenido locales, como JuegaGerman o Fede Vigevani, quienes cuentan con más de 50 millones de suscriptores en sus respectivos canales, mientras que a nivel global MrBeast tiene más de 335 millones, superando el número de suscriptores de algunas de las plataformas de streaming más populares.
Esto genera algunos cuestionamientos en la industria sobre la calidad del contenido, sin embargo, para los usuarios no existe diferencia entre lo que llamamos contenido tradicional y lo que podríamos esperar del contenido de creadores. Según Kantar, para 89% de los usuarios en México el contenido de los creadores en plataforma de video es de alta calidad.
Este contexto de abundancia de contenidos y proliferación de plataformas de streaming, ha dado lugar a lo que se conoce como “la guerra del streaming”, presentando desafíos, como la fragmentación de las audiencias, el aumento de precios en suscripciones y una parálisis de la elección del usuario ante tantas opciones. Por increíble que parezca, estamos viviendo un momento único donde la oferta de contenidos está superando a la demanda.
De acuerdo al estudio State of Play 2023, elaborado por Nielsen, el usuario en promedio tarda 10.5 minutos en decidir qué contenido quieren ver. El desafío para las plataformas es optimizar la experiencia de búsqueda, ayudando a los usuarios a encontrar el contenido que desean sin perderse en un mar de opciones.
Sin embargo, no es solo la vasta oferta de contenidos, sino el impacto en la cartera de los usuarios, lo que ha generado una presión importante en las plataformas de streaming. Tal vez es ahí donde las suscripciones gratuitas y modelos financiados por publicidad son la respuesta ante la fatiga de suscripción que presenta el usuario por la gran cantidad de plataformas de suscripción que existen actualmente.
El desafío actual de las plataformas radica en encontrar un modelo de negocio que beneficie a la plataforma, a sus usuarios, a sus anunciantes y, por supuesto, a los creadores o productores del contenido. Muchas plataformas, aunque conocen las preferencias de su audiencia, no han logrado establecer un modelo de negocio que integre de manera efectiva a los anunciantes, y sea sostenible y equitativo para retribuir justamente a los creadores y productores de contenido.
Contar con una plataforma de modelo gratuito y enfoque en la experiencia del usuario, han demostrado que es posible construir un ecosistema sostenible y próspero para todos los actores involucrados. El futuro del streaming dependerá de la capacidad de la industria para adaptarse a las nuevas demandas, innovar y ofrecer un valor real a cada eslabón de la cadena.