En estos días de encierro y neo-peste, el diario acontecer se ha desteñido y a la actualidad le falta emoción y misterio, algo inherente a la vida nocturna y los viajes -inexistentes por ahora-; luego entonces, las experiencias fuertes las debemos extraer de otras fuentes y una de ellas es The last exit, el quinto álbum de una banda fundada en Londres alrededor de la seductora voz de Tessa Murray y la trama musical de Greg Hughes. Más allá de ser considerados parte de la escena dream pop, los británicos poseen una enorme capacidad de convertir a sus canciones en una experiencia cinematográfica, como lo dejan en claro desde el primer corte que le da título y que es conducido por una guitarra con slide, que le aporta un elegante toque western; en ella Tessa canta mejor que nunca y se muestra como una diva del Hollywood de la época de oro. Me cuesta creer que el excéntrico director David Lynch no los halla convertido en su nueva banda favorita, dada su habilidad para abrir la puerta de La última salida y llevarnos hasta una dimensión que entrecruza ambientes de literatura noir con toques de ciencia ficción. Editado por su propio sello -Wrecking Light Records- el grupo entrega un trabajo lleno de texturas y guitarras que completa una trilogía (que tiene como antecedentes The Trip (2013) y The Message (2018). La pareja de creadores ha contado que se inspiró en una película indie para desarrollarlo: Picnic at Hanging Rock (1975). Aquí hay historias de fantasmas, de carreteras desoladas y planicies polvosas; al final, Tessa ha contado que el álbum trata sobre: “cómo lidiar con un mundo incierto que se mueve rápidamente”. Temas como “White sands”, “Bad Town”, “It’s Voodoo” y “Mystery Road” confirman por qué su música es atrapante e intrigante.
circozonico@hotmail.com