En 1994, Phillip Carl Jablonski fue sentenciado a muerte al ser declarado culpable por dos homicidios en primer grado: el de Eva Petersen y el de la hija de ésta, Carol Spadoni, quien era esposa del condenado y recibió un balazo en la cabeza y varias puñaladas en el cuerpo.
Jablonski tenía un historial voluminoso de violencia contra las mujeres, que comenzó a finales de los años sesenta del siglo pasado, cuando intentó asesinar a su primera esposa, Alice McGowan, quien prefirió cortar por lo sano, solicitando el divorcio, mismo que fue aceptado por las autoridades correspondientes.
En 1972, Jablonski, quien en 1969 fue separado del ejército por “esquizofrenia”, violó a una mujer a punta de cuchillo, mientras que, en la habitación de al lado, el bebé de la mujer lloraba de hambre. La víctima escapó, llegó a la casa de un vecino y llamó a la policía. Jablonski fue arrestado y enviado a prisión.
A principios de 1977, el hombre conoció a Linda Kimball, a la que también violó, aunque ella optó por no denunciarlo. Fruto del ultraje, Kimball dio a luz a su hija a finales del año referido.
Después de vivir menos de un año juntos, a mediados de 6 de julio de 1978 Linda regresó por algunas de sus pertenencias al departamento que compartió con Jablonski. Linda fue hallada muerta en una de las habitaciones, con huellas de golpes en la cara y varias puñaladas en el cuerpo.
El asesino fue condenado a 12 años de prisión por homicidio. Antes de quedar libre, en 1982 Jablonski se casó en prisión con Carol Spadoni.
En total, Phillip Carl Jablonski asesinó a cinco mujeres entre 1978 y 1991, en California y Utah, antes de ser detenido de forma definitiva el 28 de abril de 1991 en Kansas.
Dentro de las instalaciones en la prisión federal de San Quintin, en California, Jablonski tuvo la autorización de administrar su página web, en la que solicitaba amigos y amigas de “mentalidad abierta”, sin importar que fueran bisexuales o heterosexuales, él sólo quería una “correspondencia madura y honesta”.
Con sus contactos, Jablonski se describía a sí mismo como “un osito de peluche en el corredor de la muerte”.
Fue en ese corredor donde el asesino murió en diciembre de 2019, al parecer por un infarto al corazón.
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