Una vez más, la Suprema Corte de Justicia del país, se enreda en asuntos del aborto, por lo que sigue teniendo validez el mensaje del Episcopado Mexicano, sobre esta materia, de fecha del 8 de septiembre de 2021, en el que lamentan que la Suprema Corte de Justicia no se haya propuesto para sus sentencias, en salvar al mismo tiempo la vida de la madre y la vida del que próximamente es posible que nazca.
En su mensaje, los obispos mexicanos afirman: “Ninguna mujer debe verse orillada a tomar la dramática decisión de recurrir a la práctica del aborto, situación que en gran número de casos deja una profunda secuela de dolor.
En este sentido, somos conscientes que la cárcel no es una solución a la problemática de la mujer que aborta y más bien puede ocasionar su revictimización”.
Enseñan los obispos mexicanos:
“Por otra parte, la Iglesia, Madre de todos los seres humanos, incluyendo al ya concebido, pero aún no nacido, también debe proteger –por todos los medios lícitos- su dignidad fundamental como creación de Dios (Salmo 139, 14-18), y asegurar que su derecho a la vida no se condicione, se discrimine o quede sujeto a la voluntad o decisión de un tercero. Este camino, tampoco constituye una alternativa de solución”.
Profundizan los obispos: “Lamentamos profundamente que frente a la aparente disyuntiva sobre la no criminalización a la mujer que aborta y preservar la vida del concebido no nacido, la Corte haya optado por descartar al segundo, sin buscar la salvaguarda de ambos”.
También en este asunto hay que ser democráticos, dicen los obispos:
“En el marco de nuestro estado social y democrático de Derecho, el derecho humano a la vida se encuentra garantizado y reconocido en nuestra Constitución y en los más importantes Tratados Internacionales de derechos humanos, mismo que no puede restringirse para la persona concebida, aún no nacida, desde su concepción hasta su muerte natural” (EV. 2).
Preocupación de los obispos: “Advertimos con grave preocupación que los razonamientos empleados se sustentan en parámetros que –bajo la apariencia de progresividad- se traducen en la constitucionalidad del derecho a decidir –tal como lo señala el proyecto de resolución- desconociendo otros bienes jurídicos de igual jerarquía, cuyo valor intrínseco es independiente de las creencias religiosas de las personas o convicciones de cada persona”.
¿Pensarán un poquito más allá, en la Suprema Corte? Ojalá.