En medio de la tristeza por los seres queridos que se adelantaron en el camino, las velas que se encuentran en las ofrendas que son colocadas en comunidades expulsoras de Puebla y en ciudades receptoras de migrantes de Estados Unidos, permiten que resurja la esperanza de un mejor porvenir y en el reencuentro.
Las ofrendas y las celebraciones relacionadas con los Fieles Difuntos provocan entre quienes se fueron en busca del llamado sueño americano, hacer un alto, analizar los objetivos y replantearse diferentes metas.
En el país vecino del norte, las celebraciones por el Día de Muertos con tintes mexicanos comenzaron a volverse evidentes en la década de los años setenta de la centuria pasada, en ciudades con presencia de la comunidad migrante.
Mission District en San Francisco, dentro del estado de California, fue una de las primeras zonas del territorio norteamericano en el que se comenzaron a ver ofrendas dedicadas a los ancestros de los migrantes, en particular, por influencia del movimiento chicano.
Ante diferentes muestras de racismo, el Movimiento Chicano buscó visibilizar a la comunidad migrante y garantizar la igualdad de derechos laborales y políticos. Con César Chávez como líder, el movimiento impulsó acciones en apoyo a los trabajadores agrícolas y, el mismo tiempo, impulsó la realización de tradiciones mexicanas, entre ellas, la colocación de ofrendas.
Con el paso del tiempo, los festejos relacionados con el día de muertos se extendieron a diferentes ciudades con presencia migrante en Estados Unidos, en medio de acciones que daban un sentido de pertenencia y refuerzan la identidad.
Al final, las celebraciones del Día de Muertos liberan a los migrantes y, al mismo tiempo, ayudan a enfrentar el dolor por no poder ver a sus seres queridos, por no haberse despedido de quienes se adelantaron y por vislumbrar que no podrán regresar a sus comunidades de origen.
En medio de las adversidades de los fieles difuntos, las ofrendas permiten que los seres queridos se reencuentren y no se olviden de las madres, padres, hermanos y amigos. La esperanza del reencuentro se mantiene y se reafirma a pesar de las dificultades que se puedan presentar.