Los migrantes poblanos viven, en la actualidad, sin el mismo sabor la temporada de Muertos y, a pesar de que puedan colocar ofrendas, visitar los altares que se colocan en diferentes ciudades o comprar el tradicional pan en estas fechas, no se compara con las celebraciones que se viven en sus lugares de origen.
Ante los días de Todos Santos, 1 de noviembre, y de los Fieles Difuntos, 2 de noviembre, los paisanos originarios de regiones como la Sierra Mixteca, recuerdan que, en estas fechas, sus abuelos y padres, preparaban sus panes o mandaban a que les hicieran las tradiciones hojaldras, los rosquetes o el pan salado.
En algunas comunidades, todavía, se recuerdan los tradicionales golletes, es decir, roscas adornadas con colores y el sequillo que es un pan seco con un color amarillo yema de huevo.
Lo que encabeza las preferencias de los migrantes es la tradicional hojalda, un pan con un olor y un sabor característico que no falta en la mayoría de las casas y que es el principal producto consumido en la temporada.
La tradición cuenta que la hojaldra hace referencia a los dioses y a las ceremonias de sacrificios en tiempos prehispánicos. El pan con forma redondeada es horneado y se presenta con una decoración cargada de simbolismo. Para algunos, las hojaldras cuentan con representaciones de los huesos que corresponden a las cuatro extremidades, brazos y piernas de las personas. De manera adicional, encima aparecen las tradicionales lágrimas y la representación del llamado ciclo de la vida y la muerte.
Los migrantes, en la actualidad, recuerdan el pan que consumían en sus pueblos de origen, las hojaldras con pan esponjoso, suave y con la esencia de flor de azahar que proviene de las flores del naranjo; además, tienen presente la consistencia y la calidad.
Las hojaldras preparadas en familia, con la presencia de los padres o con los abuelos, se mantenían frescas y no se ponían duras o “chiclosas” como en la actualidad. Los panes de muertos ya no cuentan con el mismo sabor ni la misma consistencia; sin embargo, el recuerdo de los seres queridos que se adelantaron en el camino sigue presente y se reconocen y valoran sus aportaciones.