Cultura

Tres cuentos eficaces

  • Ruta norte
  • Tres cuentos eficaces
  • Jaime Muñoz Vargas

Mi idea sobre el género literario llamado cuento implica el armado de un dispositivo bipartita: por un lado se arma la historia que podemos llamar “obvia”, la que el lector ve a simple vista, la historia “A”; por el otro, la “B”, que es sutil y tiene la alta responsabilidad de contener el final.

Esto lo ha planteado eficazmente Piglia en su famosa “Tesis sobre el cuento”, pero quiero enfatizarlo aquí con tres ejemplos. Me sirvo de textos breves para que se note mejor el mecanismo.

La curiosidad del lector puede ser complementada si busca en Google y lee los cuentos aquí mencionados.

I. En “El eclipse”, de Augusto Monterroso, el foco de la atención es maliciosamente puesto sobre el fraile. La frase inicial, fatalista, nos insinúa que, pese a todo, podrá salvarse. Ya identificados con él, los lectores asistimos a la espera de su salvación en medio de la selva. A mitad de camino alentamos la sospecha, casi la seguridad, de que en efecto se salvará, pues la ciencia aristotélica no podría errar en ese mundo gobernado por el salvajismo. La prueba del contacto entre la historia 1 y la historia 2 —y, además, de la esfericidad del relato— es la reiteración del nombre “Aristóteles” como última palabra.

II. En “El estupor” de Borges, lo importante no es la muerte de un personaje, sino la salvación del otro. Rivarola logra su doble cometido, matar y salvarse de la ley, simplemente porque era “el más reflexivo (…) como luego se vio”. La historia “A” narra la borrosa enemistad y el previsible final trágico; la “B”, el extraño método —muy inteligente pese a su ridiculez— usado por quien se impuso al final. En el cierre se confirma pues lo que está remarcado en el subrayado intermedio: que Rivarola era “el más reflexivo”.

III. Uno de los cuentos más famosos de la literatura latinoamericana es “Continuidad de los parques” de Cortázar. No es sólo una historia que contiene otra historia, sino una historia contenida que cuenta la historia continente. En la historia “A” un hombre lee una novela; la novela que lee es, sin que lo sepamos, la historia “B”. Los subrayados intermedios anuncian que la historia “B” se va trepando a la “A”, la va canibalizando, por decirlo así.

Al final, de un golpe, vemos como la historia “B” emerge con todo su poder y de alguna manera suplanta a la historia “A”, la mata o al menos, donde termina el relato, está a punto de engullirla.


rutanortelaguna@yahoo.com.mx

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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