Que las policías de los tres niveles de gobierno recuperen algo de prestigio y confianza ciudadana, capitales perdidos casi en su totalidad por años de abusos, corrupción, ineficiencia e inseguridad, pero también por la falta de apoyos y reconocimiento a los buenos uniformados, que los hay, pasa sin duda por resolver estos tres factores.
La descoordinación de las distintas corporaciones, las animadversiones que impiden incluso la solidaridad gremial y operativa, y la desconfianza que se tienen por la infiltración del crimen organizado, son fenómenos que han quedado más que exhibidos en la crisis de seguridad vivida el viernes en los disturbios en el barrio de San Juan de Dios y los señalamientos que en público y en privado se han hecho después autoridades y mandos policiales que participaron en el operativo.
Aunque hasta cinco días después, ayer hubo una primera reunión de evaluación, indispensable para aspirar a corregir y no volver a salir doblegados por los vándalos, a la que se convocó a autoridades y mandos policiales que estuvieron en esta fallida operación interinstitucional contra la ilegalidad en uno de los tres polos que integra el polígono de la impunidad. Este espacio en el que se juntan las sedes de los tres niveles de gobierno, de sus policías, los poderes del Estado y los principales centros de comercio ilegal, (piratería, autopartes robadas, tráfico de medicinas). Ahí conviven ley y delito sin que nadie se inmute.
Ojalá la reunión de ayer a la que se convocó en la tarde noche a Palacio de Gobierno, sirva para romper con esta inercia impune. Solo así habrá valido la pena la vergonzosa escena en la que el delito sacó de su santuario a los representantes de la ley, con una corretiza de por medio.
Tres puntos habrá que checar de esa sesión de trabajo:
1) ¿Cuáles fueron los acuerdos y los compromisos para trabajar ahora sí coordinados policías municipales, estatales y federales, para hacer valer el dicho del secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio, de que a diferencia de la estrategia anticrimen del sexenio pasado, en el de Enrique Peña Nieto sí habría cooperación entre los tres niveles de gobierno?
2) ¿Qué se hizo para que las autoridades y distintos jefes policiales entiendan que más allá de sus animadversiones personales, su obligación es trabajar en conjunto para proteger a la ciudadanía y no boicotear la labor de los otros, situación que estimula y facilita el actuar de los delincuentes?
3) ¿En manos de quién quedó la investigación del pésimo operativo del viernes para deslindar culpas y detectar a los que jugaron con los grupos violentos con los que están coludidos? ¿Quién verá los videos y escuchará las grabaciones para saber quién instruyó a quién, qué indicaciones, cómo y en qué momento las dio? Y lo más importante, ¿cuándo darán a conocer los resultados?
Dejar pasar sin consecuencias lo ocurrido el viernes es fortalecer la impunidad y dejar la idea de que el crimen organizado puede más que la autoridad en esa y otras zonas de la ciudad.
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