La tuberculosis es una enfermedad ancestral, reemergente, infectocontagiosa, crónica y altamente letal. Se le considera un complejo de fenómenos microbiológicos e inmunológicos y está catalogada entre las enfermedades infecciosas más relevantes de nuestro tiempo.
Asimismo, representa un problema de salud pública a nivel mundial y un gran desafío en el siglo XXI. Se le encuentra en todo el mundo, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, en estos últimos con un mayor índice de morbilidad y mortalidad.
Este problema se atribuye a múltiples factores como la migración, sistemas de salud pública deficientes, así como a la pandemia de VIH/SIDA, entre otros. Alrededor de un tercio de la población mundial, aproximadamente dos mil millones de personas, se encuentran infectadas con Mycobacterium tuberculosisy 360 mil eran VIH positivos; 60% de los casos se dieron en el sexo masculino y se ha estimado que 550 mil casos se presentaron en niños, lo que equivale al 6% del total, con 80 mil muertes.
Se calcula que entre los años 2000 y 2013 se han salvado 37 millones de vidas gracias a diagnósticos y tratamientos efectivos. Sin embargo, el número de decesos continúa siendo elevado, sobre todo en casos de infecciones con cepas multirresistentes.
Desde el punto de vista geográfico, de los nueve millones que desarrollaron tuberculosis en 2013, 56% fueron de Asia; 29% correspondieron a África; 8% al Estedel Mediterráneo; 4% de Europa, y 3% de América.
La tuberculosis es causada por M. tuberculosis, perteneciente al género Mycobacterium. Su transmisión se produce casi exclusivamente por medio de pequeñas gotas de expectoración, provenientes de personas con tuberculosis pulmonar altamente bacilíferas, como son los adultos, adolescentes y niños mayores con lesiones abiertas.
Se calcula que de 10 a 15 personas son infectadas anualmente por un paciente no tratado. Los núcleos expectorados de 1 a 5 μm (micras) se consideran altamente infectantes, al encontrarse suspendidos en el aire durante cierto tiempo, éstos son inhalados por personas que se encuentran cerca del paciente tuberculoso, sobre todo, en un ambiente poco ventilado y de convivencia prolongada, ya que cuanto mayor es el número de enfermos que estén expectorando, mayor será la diseminación de esta bacteria.
Se considera que de todas las personas infectadas por M. tuberculosis, una de cada diez desarrolla tuberculosis pulmonar.
Existen otras puertas de entrada como es la digestiva, por la que alcanzarán los pulmones a través de la vía.
De estas especies, M. tuberculosis ocasiona la mayoría de los cuadros clínicos y es la más importante desde el punto de vista patógeno y sanitario, millones de ellos enferman anualmente y cerca de dos millones mueren por esta enfermedad. Es la segunda causa de muerte por procesos infecciosos después del VIH, aun cuando se cuenta con técnicas de diagnóstico sencillas y precisas y con tratamientos eficaces. De acuerdo con reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2013 se estimó que nueve millones de personas desarrollaron tuberculosis, entre 8.6 a 9.4 millones, lo que equivale a 126 casos/100,000 habitantes, de los cuales 1.5 millones murieron.
La patogenicidad se define como la capacidad que tiene un microorganismo para producir enfermedad, para lo cual se requieren una serie de factores, entre los que se encuentran aquellos involucrados en la localización intracelular, en su supervivencia y multiplicación en macrófagos no sensibilizados en pacientes inmunocompetentes como es el caso de M. tuberculosis, hecho que permite catalogarla como la bacteria patógena más exitosa. Puede penetrar al macrófago a través de fagocitosis inespecíficao a través de una serie de receptores bien definidos como FcC, CR1, CR2, CR3 y lectinas.
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