
Hay una galería de arte, un espacio para eventos y un bar. Está en un edificio de la calle Lago Iseo, colonia Anáhuac, la mayor parte destinado a fabricar ropa; nadie sospecharía, sin embargo, que entre pasillos de concreto armado y escaleras rústicas, existe una zona especial para todo tipo de expresiones artísticas, incluidos experimentos con Inteligencia Artificial, y otros servicios.

Este misterioso lugar, que metros atrás es antecedido por un portón metálico custodiado por un policía, tiene más de una década, aunque se consolidó durante la pandemia del covid-19. Su dueña, Carine Capitolo, es una curadora de origen francés, con varios años de residir en México, donde ha desarrollado conceptos vanguardistas.
Estamos en C3, Art Gallery.
—Tres en uno.
—Sí —responde Carine con su acento francés, luego de abrir la puerta de cristal mediante una clave—: Tenemos una galería, un bar y salón de eventos. Tres en uno.

—Está en una fábrica.
—Así es.
—¿Por qué?
—Porque justamente queríamos tener un concepto diferente. Una galería speakeasies. Aquí está tu casa. Tu calería.
—¿Y quiénes pueden venir aquí?
—Cuando hay un evento como el que tendremos esta noche, cualquier persona es bienvenida; si no, tenemos sistema de membrecía: los que son aficionados del arte tienen una suscripción y vienen cuando gusten.
Carine diseñó un espacio versátil que fomenta la exploración y el diálogo, comenta, y no solo se trata de admirar obras, sino de vivir el arte.

karine Capitolo sonríe cuando se le pregunta si es un lugar undergraund y enseguida aclara que no, que es algo parecido a los lugares que había durante la época de la Prohibición en Estados Unidos.
Es un cruce de preguntas y respuestas entre el reportero y esta mujer menuda, siempre sonriente, en busca de una definición.
— Speakeasies— se le repite lo que ella dice, en referencia a esos bares clandestinos que surgieron durante la llamada Prohibición en Estados Unidos.
—Entonces como no tenían derecho a tener bares —explica—, eran escondidos; por ejemplo, en una cocina había una puerta de refri y cuando entrababan había un espacio grande donde bebían alcohol.
—Eran semi-clandestinos…
—Así es.
—…o clandestinos.
—Pero no lo somos…— contesta rápido mientras sonríe.
De hecho siempre sonríe.
—Y sin embargo tiene ese glamur, ese aire. Porque además es entre club privado con membrecía y galería abierta.
—Así, es, exactamente.
—¿Y quienes exponen aquí?
—Dos o tres veces al año hay exposiciones colectivas para empujar a los artistas emergentes. En las colectivas también hay gente famosa; por ejemplo ahora tenemos a Francesco, con su paleta de cereza; también a Mendoza. Y los más jóvenes, para que tengan un espacio donde ser vistos.
—Aquí caben todas las tendencias.
—Aquí no es una galería especializada en un tema. Podemos tener esculturas e Inteligencia Artificial, la realidad aumentada….
Y para demostrar que también incluyen lo más reciente del arte, la Inteligencia Artificial, Karine Capitolo se dirige hacia una puerta y enfoca su teléfono celular hacia la figura de una mujer de formas torneadas. Entonces en la pantalla aparece la silueta en movimiento, como si cobrara vida. Después abrirá la hoja de madera para entrar al cuarto oscuro, apenas iluminado con diminutas bombillas que irradian tenues luces amarillas.
Es parte de lo más reciente en el mundo del arte. Explica que la IA se puede enlazar con el arte de manera honesta y creativa.
“La esencia Speakeasies, que evoca el misterio y exclusividad de los bares clandestinos de la época de la prohibición, se manifiesta en la atmósfera íntima y cuidadosamente diseñada”, describe Karine.
“Y más allá de la mera estética, este concepto se traduce en una experiencia confidencial, donde la privacidad y la discreción son pilares fundamentales”, añade la curadora, quien hace poco fue reconocida por legisladores locales por su promoción del arte en México, del que tiene un diplomado y una maestría.
—¿Y qué más es Carine Chevillot Capitolo?— como también firma.
—Después de haber estudiado la ingeniería de desarrollo urbano, y sabiendo que siempre fue un ratón de museos, tuvo la oportunidad de vivir en varios países hasta llegar a México hace 14 años donde dejó sus maletas.
Y nos despedimos de la Galería C3 y de su propietaria, Carine Chevillot Capitolo, quien ha logrado transformar este misterioso espacio en un punto de encuentro cultural donde, como ella dice, el arte cobra vida a través de expresiones dinámicas, además de convertirse “en un referente para quienes buscan experiencias artísticas que inspiren, cuestionen y transformen”.
