Su tendencia es averiguar la intimidad. Miguel Casco, artista visual y museógrafo, nacido en Puebla hace 31 años, tiene una mirada vivaz que traslada al lienzo después de observar el cuerpo humano.

El también gestor cultural dice que la influencia tecnológica-digital y la conectividad mediática, “como entes que propician una intimidad compartida”, son ejes temáticos de su producción.
Describe su labor artística desde un edificio que se alza en el corazón del Centro Histórico de Ciudad de México, donde tiene su Taller de dibujo, pintura y reflexión, en el que imparte cursos con modelo.

Flanqueado por el retrato de gran tamaño que le hizo a su padre, quien pertenece a una dinastía dedicada a esculpir figuras sacras en Cholula, Puebla, Miguel Casco habla de sus tres proyectos artísticos en marcha.
El artista cuenta con una amplia obra plástica desde su adolescencia, aunque él piensa que su comienzo formal fue hace cuatro años, con el inicio de una serie sobre autorretratos desde la intimidad, “un proyecto de vida”, como lo llama, del que hasta ahora suman 120 piezas en acuarela.
Y es ese proyecto que podría ser la obra madre a sus 31 años de edad. Send Nudes, que así lo nombró, ha sido invitado a diferentes espacios para ser presentado, principalmente en Estados Unidos.

Es a partir de una convocatoria abierta en la que invita a compartir nudes para después trasladarlas a la pintura; “ver a través de los ojos de quien las envía y así retratar la intimidad” que comunican.
Parte de ese proyecto de largo aliento ha participado en exposiciones colectivas. La primera vez que se mostró fue en 2019, en Casa Equis, Ciudad de México.
Después de que Eduardo Luna, de Arte Mexicano en Indiana, lo conociera a través de Instagram, Casco fue invitado a una residencia artística en Tube Factory Artspace, Indianápolis, donde compartió el proyecto y su quehacer artístico; ahora mismo se presentan 70 obras de esa serie.

La exposición estará hasta el 28 de noviembre de 2022, y de ahí el artista espera que promoverse en Nueva York.
“La invitación a Tube Factory Artspace fue realizada por Shauta Marsh y Eduardo Luna, con quienes desde hace un año he mantenido conversación, ya que les llamó mucho la atención mi proyecto de El desayuno”.
El desayuno es otro de sus proyectos importante; en él explora la intimidad colectiva, pues los protagonistas realizan un happening que el artista lleva a la fotografía y después al lienzo.

“El sensual festejo de la alimentación me motivó a reunir a un grupo de personas para retratarles en su desnudez”, describe el artista sobre El desayuno, algunos de cuyos cuadros circulan en sus redes sociales.
“La narrativa del performance esconde y deja ver los deseos de cada integrante, acentuados en cada pintura elaborada”, explica.
Este proyecto es realizado en colaboración con Andrea Garay, Catalina Navarrete y Sebastián Santamaría.
El tercero, que continúa en desarrollo, e Pxrnpics. “Aquí, el porno es el eje del comportamiento sexual de una sociedad que define roles, preferencias, culturas”. “Y aunque está al alcance de todos, se mantiene paradójicamente invisible”, aclara Miguel Casco.

“Extraigo imágenes de videos porno para pixelarlas en pintura y presentarlas como una composición abstracta que se revela con el celular”.
Pero remontémonos a su niñez, cuando dibujaba caricaturas de la televisión, como recuerda quien es licenciado en Artes Plásticas y maestro en Diseño de Información por la Universidad de las Américas Puebla.
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Cuando era niño me gustaba dibujar frente a la tele las caricaturas, también me gustaba el programa de Bob Ross y siempre intentaba retratar mi realidad en lápiz y papel.
Recuerdo que también me gustaba experimentar con los juguetes que tenía, hacía una especie de stop motion con la cámara de mi tío Carlos y con ayuda de Luis y Valeria, mis hermanxs.

En el taller de mi papá me gustaba cómo olían las pinturas y me daba curiosidad tomar sus materiales. Disfrutaba ver cómo cortaba la madera o doraba las figuras religiosas.
En ocasiones lo acompañaba a los pueblos en los que visitaba para realizar trabajos de gran tamaño y que no podían trabajar fuera.
Luego me di cuenta que hacer retratos de las personas que me atraían me satisfacía y me hacía sentir cerca de ellas. No sé dónde quedaron tantos retratos a lápiz.
Cuando tenía 13 o 14 años me presentaron a José Munive, quien enseñaba pintura al óleo y dibujo justo debajo de la gran pirámide de Cholula. Ahí aprendí mucho sobre cómo estirar los lienzos, qué materiales usar y cómo mejorar mis retratos. Varias de las primeras pinturas que hice deben estar repartidas allá, en Cholula.
Cuando entré a la licenciatura lo único que quería era pintar, aunque mis compañeros siempre buscaron ir en contra de la pintura y eso hacía que me cuestionara todo lo que hacía. Creo que fue bueno porque ahora puedo decir que eso amplió mi percepción de lo que es la producción artística.
Hice muchas esculturas, dibujos, pinturas, grabados, videos e instalaciones; de eso casi no tengo registro, solo de algunas de las pinturas.
Por eso pienso que profesionalmente comencé como productor artístico en 2018, con el cuerpo de obra Send Nudes. Después vino El desayuno y Pxrnpics.
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Miguel Ángel Casco Arroyo —nombre completo— es subdirector del Museo de la Cancillería, desde 2019; en 2017 fundó Atelier Mesones y, en 2020, La galería, proyectos independientes enfocados a la enseñanza, la reflexión y la difusión de las artes visuales.
Antes de referirse a su proyecto más robusto, como él lo llama, realizó otros, entre los que sobresale el retrato de su padre, quien radica en Cholula, Puebla, donde nació el artista.
—Siendo estudiante haces el retrato de tu papá.
—Sí, durante el curso de la maestría estaba trabajando en una serie de retratos de familiares y amigos que me rodean, a partir de pensarme a mí mismo, desde nosotros. Cómo nosotros somos a partir de los demás.
Su padre talla figuras sacras. “Él y su familia, los hermanos Casco, se han dedicado por tres generaciones a realizar esculturas religiosas. Todas las figurillas que encontramos en las iglesias, desde niños Dios, unos 20 centímetros, hasta figuras de cinco metros, ha realizado mi papá”.
—Eres parte de una dinastía de artistas.
—Yo no seguí la línea de la escultura, pero siempre estuve rodeado de estas figuras religiosas. Entraba justo a la casa por el taller, porque ahí en San Pedro, en la 4 Norte, está el taller de los escultores Casco y al lado está la puerta de la casa donde vivimos. Desde que nací estuve cercano a este mundo de los materiales, los pinceles, las gubias, espátulas, pinturas.

—¿Cuál es tu estilo como artista?
—Si nos referimos a un estilo diría que desde el Realismo o desde el naturalismo pictórico, aunque encasillarme en ese está entre la batalla del arte conceptual, el arte figurativo, el arte abstracto, y me gusta más verlo desde una práctica artística de conocer el mundo. Me gusta pensar que el arte es un proceso por el cual me adentro a esta realidad que vivo, pero también puedo concebir esa realidad a través de mi pintura.
Miguel Casco ha participado en más de 30 exposiciones colectivas y más de 20 individuales. Una individual fue en Nebraska, Estados Unidos, donde presentó la serie de retratos en el Museo Latino.

El artista plástico, como ya se mencionó, tiene en marcha tres proyectos: El desayuno, Pixeles del porno y Envíame desnudos. Esta última, su obra más grande, anda viajando, pues su intención es darla a conocer lo más que se pueda y retratar al mundo desde su intimidad.
“Llevo realizadas más de 125, y hay en fila otras 300, en producción; la convocatoria sigue abierta”, informa. “La idea es reunir cuantas más se puedan. Lo veo como un proyecto de vida”.
—Es el proyecto más robusto, como dices.
—Es un proyecto que me llama mucho la atención porque ha invitado mucho a la reflexión, desde las personas que envían sus propias fotos, en donde las acompañan de por qué están participando; mencionan la importancia de aceptarse a sí mismas, a sí mismos, y trabajar con su propio cuerpo, con su desnudes, para gustarse. Es un ejercicio de auto-amor, de auto conocimiento y exploración.
—¿Y de qué forma se comparten?
—Hay un correo del proyecto, que es sendnudes@miguelcasco.com, y ahí yo hago una selección de una pieza; a veces hay quien manda una, hay quien manda dos, hay quien manda 20. La idea es pintar todas y cada una de las personas que participen en el proyecto.
Forman parte de algunos proyectos que siguen viento en popa con exposiciones en México y el extranjero, además de que el artista cumple su función como servidor público e imparte clases en su estudio, donde da rienda suelta a su audacia y creatividad.
Humberto Ríos Navarrete