Este producto se integra a una industria mundial, cuya contribución al valor agregado bruto del planeta en 2019 llegó a 555 mil millones de dólares y generó más de 23 millones de empleos
Entre los pueblos de la antigüedad se levantaban los vasos para celebrar entre amigos y compartir momentos de unión.
Desde el surgimiento de la cerveza en la región oriente, se tienen registros de 4 mil años antes de Cristo, los sumerios fabricaban en cocinas familiares una bebida que tenía como base la cebada, incluso se han encontrado en algunas tablillas las primeras recetas de su elaboración.
La cerveza es una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad y aunque sus ingredientes básicos eran agua y cereales como la malta de cebada o el trigo, también se utilizaba centeno, avena, mijo o sorgo, incorporando con el tiempo levaduras y, más recientemente, el lúpulo.
Su descubrimiento fue ciertamente accidental, como muchos de los hallazgos del hombre: se mezcló agua con cereales y, con el calor y la fermentación, sucedió la transformación química que la originó. La bebida aporta una fuente de azúcar difícil de conseguir, por lo que, en todos los tiempos hasta la actualidad, es considerada un alimento.
Destaca también la cerveza por su unión indisoluble con la agricultura. El cultivo de la tierra y el crecimiento de la humanidad estuvieron ligadas de muchas maneras a las bebidas, siendo una de ellas, la cerveza.
En la actualidad, este producto se integra en una industria global, cuya contribución, con datos de 2019 al valor agregado bruto del planeta, llegó a 555 mil millones de dólares; al mismo tiempo que contribuyó con más de 23 millones de puestos de trabajo, el equivalente a la población total de un país como Taiwán.
En el reporte Beer’s Global Economic Footprint se presenta un estudio que es el resultado de analizar la contribución de esta industria en las economías de 70 países alrededor del mundo.
El mismo señala que, en México, la contribución de la industria cervecera al PIB del país, para el año 2019, alcanzó la cifra de 7 mil 962 millones de dólares, cifra que incluye el valor agregado de los empleos directos, indirectos e inducidos.
No es extraño que alguno de nuestros amigos, primos, vecinos o conocidos haya trabajado o continúe desempeñándose en el entorno cervecero.
La productividad de la industria cervecera en su conjunto es tan importante que contribuye a mejorar substancialmente la productividad de los países donde opera, incluyendo al nuestro.
Este impacto se debe, principalmente, a que la propia industria, de la cual forma parte Heineken México, es altamente intensiva en capital; y el trabajo es altamente calificado. Estas habilidades tan especializadas no sólo se desarrollan en los operadores de las cerveceras, sino entre todos los colaboradores en áreas como legal, ingeniería, mercadotecnia, contabilidad y finanzas.
Solamente en el año 2022, la industria cervecera mexicana exportó 6 mil millones de dólares, cuyo 95 por ciento fue destinado a nuestro vecino del norte: Estados Unidos.
La cadena de suministro de la industria incluye, además del importante segmento agrícola para la elaboración de malta; a los fabricantes de envases de vidrio y aluminio, empaques, energía eléctrica, combustibles, telecomunicaciones, transportación y logística, por mencionar a algunos de ellos.
En el otro extremo se encuentran distintas industrias que también se ven beneficiadas. Una vez que la cerveza está lista para salir de las plantas, arranca el valioso trabajo de un grupo de empresas y sectores industriales como distribuidores, minoristas, supermercados, cadenas de tiendas de conveniencia, negocios de entretenimiento, bares y centros de espectáculos.
Todos ellos contribuyen a llevar el producto hasta las personas, quienes a su vez, llevarán su cerveza para disfrutarla en el hogar, en eventos sociales, en familia, con amigos, colegas y aficionados; en resumen, a distintos tipos de momentos de consumo.
La cadena es tan fuerte que por cada empleo que proporciona en los otros segmentos, se generan 45.4 empleos más, de modo que la industria genera más de 55 mil empleos directos y 2.5 millones de empleos indirectos.
Por parte de Heineken México celebramos esta contribución a un modelo de negocio que no sólo busca tener el mejor producto en el mercado, sino también ser una compañía humana que cuida a su gente y brinda momentos memorables.
El negocio es importante. Creamos marcas emblemáticas que acompañan a nuestros consumidores en sus momentos más memorables; no solamente se trata de que seamos una buena compañía, sino que sigamos siendo una compañía humana.
Seguimos trabajando con la convicción de Brindar un Mundo Mejor, con acciones y estrategias que priorizan compromisos socioambientales y una visión diversa e incluyente.
De ahí que, hoy día, Heineken México cuenta con siete cervecerías y una maltera en las que colaboran más de 18 mil personas y ofrece su producción bajo 21 marcas y 35 productos.
Y aunque todavía hay mucho camino por andar, los maestros cerveceros de Heineken México siguen explorando sabores, texturas, colores, aromas, tipos de malta y de otros granos para seguir llevando productos de la más alta calidad a las mesas de los consumidores de todo el mundo, quienes tienen el privilegio de degustar este noble producto en familia y con amigos.
Quizá los deportes y espectáculos separen los gustos de unos aficionados de otros. Lo que sí les puedo asegurar es que el gusto por nuestras marcas los une más, como una gran familia de mexicanos orgullosos de sus cervezas.