Cuando el silencio se impone o pretende imponerse desde el poder a través de grotescos recursos judiciales —como en Campeche, Guerrero, San Luis Potosí y Tamaulipas—, conviene recordar una de las grandes lecciones de Cristina Pacheco: el periodismo solo se puede ejercer con libertad.
Cristina murió hace dos años, el 21 de diciembre de 2023, quedan su ejemplo y sus palabras. Ella decía: “Para mí, lo más importante es la libertad. Siempre que voy a comenzar a trabajar en alguna parte y me preguntan: ¿qué necesita, una oficina, una secretaria? Respondo: libertad y confianza; si traiciono su confianza, me corren y se acabó. Pero necesito libertad”.
No aceptaba la censura: “Lo peor que le puede suceder a un periodista es que le frenen su libertad, porque entonces lo que haga será deforme, pastoso, aburrido y, lo peor de todo, falso. Nadie puede escribir o hablar si tiene miedo”, comentaba en inolvidables conversaciones en su casa o, en un tiempo, en el café de alguna librería como la Rosario Castellanos, cuyo deterioro le causaba tristeza, por eso dejó de frecuentarla.
En esta época, cuando los medios públicos se han convertido en imparable y cínica maquinaria de propaganda gubernamental y a los periodistas críticos los señalan —buitres, carroñeros, les han dicho en Palacio Nacional—, es difícil no pensar en las palabras de Cristina al leer la antología Cállense. Los nuevos rostros de la censura, compilada por Humberto Musacchio y publicada por Grano de Sal. Es un mosaico de voces diversas sobre un fenómeno reciente: la utilización de estrategias judiciales para amordazar a profesionales del periodismo e incluso a ciudadanos.
En este libro conviven periodistas de distintas posiciones políticas e ideológicas, todos coinciden: nefastos personajes en el poder utilizan figuras como la Violencia Política en Razón de Género para censurar a sus críticos. Para la Presidenta, en México la libertad de expresión está garantizada, tal vez debería preguntarles si piensan lo mismo quienes enfrentan demandas y campañas de desprestigio por expresar su opinión.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio les desea una feliz Navidad y los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
