Cada día, el universo mediático mexicano se llena de temas que ocupan la atención de forma fugaz. Los temas fundamentales continúan sin solución y los que empañan el futuro se desarrollan sin freno alguno. No obstante, somos nosotros los que creamos nuestras propias cajas chinas.
Aquí algunos ejemplos en tan solo una semana.
Comencemos con el transporte público. Uber llegó a dinamitar dinámicas donde el cliente tuvo la opción de escoger cómo quería invertir su tiempo y dinero. Quitar el área de commodity a taxis y hasta camiones ha tenido un efecto dominó en todas las ciudades donde el servicio llegó en el país. En algunos casos, los acuerdos fueron privilegiados, en otros la ruta fue la confrontación y el chantaje. Mañana, Guadalajara sufrirá una marcha de taxistas -primordialmente del sitio 22, el más afectado por el servicio ejecutivo- que repudian los permisos que el gobierno planea dar a Uber. La marcha no plantea los dos principales problemas de los taxis en la ciudad y, de hecho, en México entero: una mejora en su servicio en el que la aplicación del reglamento sea regla inviolable y, por supuesto, la renovación y purga de sus dirigencias.
El gobierno del D.F. propone renovar la avenida Chapultepec, calle transitada por colectivos, hogar de Televisa y olvido de administraciones desde Ramón Aguirre. Decenas de activistas, ambientalistas y urbanistas se quejan del proyecto. Clasista, comercial y sectario son algunos de los adjetivos para describir el infortunio. Mancera -hábil para deslizarse de los problemas- anuncia una consulta y la obra queda en una discusión que ganará nuestra constante necesidad de destapar cloacas sin tapar ninguna.
Cloaca menor son un par de calcetines. Corredor de pocos años atrás, el Presidente decide recorrer aquella carrera que se pospuso ante su precaria vesícula. El sábado se ve delgado, pero se insiste por parte de la comunicación del Ejecutivo en el tiempo récord que logró en esta ocasión.
Todo lo opaca Under Armour y los calcetines que el individuo más criticado del país selecciona para su 10k. Aficionados a las burlas, las redes sociales arremeten contra quien, según ellas, se puso los calcetines al revés.
Días después, la cuenta de Twitter de Peña se las regresa y publica una foto del mencionado par. Calcetines de 300 pesos en un país donde uno de cada dos es pobre.
Y, en medio, datos tramposos, dólar en disparo a la luna y el barril de petróleo hundido en el mar de la fortaleza norteamericana.
Nuestra propia caja china.
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