Apenas ayer, Gil dio noticia de la rechifla que se llevó el Jerry Fernández Noroña, senador por Morena. Pues que se enoja y se faja los pantalones, mju, y dice que tomará distancia con el Partido del Trabajo luego de que fue recibido con abucheos por los militantes petistas durante el 12 Congreso Nacional en la alcaldía Cuauhtémoc. Así es la cosa, Gerardín, ni se ponga flamenco. Ahora, con eso de que quiere usted ser candidato a la Presidencia en 2030, pues ya es otra cosa, y mejor se le trata con gran respeto.
A través de redes sociales se difundió una grabación del momento en que presentan al senador Fernández Noroña como invitado y los militantes comienzan a abuchearlo: “¡Fuera, fuera!”. Acto que tomó como una ofensa a su persona. Ay, pues que delicadito el senador. “Quiero dejar en claro que un enemigo fundamental de nuestro movimiento es el sectarismo. Somos un solo movimiento, Morena, PT y Verde (PVEM) un solo movimiento, una sola lucha. Quien piense lo contrario está profundamente equivocado”, dijo el presidente de la Mesa Directiva del Senado para después retirarse del encuentro.
Gil recuerda que Fernández Noroña se afilió a Morena el pasado 18 de febrero, después de que el movimiento decidió lanzar una campaña de afiliación en los recintos del Poder Legislativo. Vas con Andy o no vas con nadie. Pobre Noroña. Oiga, Jerry, si necesita un asesor para su campaña presidencial, cuenta usted con Gilga.
Un vampiro de Morena
El senador Monreal también se despachó con el cucharón del delirio: “Me da mucha alegría ver a los jóvenes, me inyectan energía. A lo mejor cada vez que vengan pierden cinco minutos de vida porque yo se las chupo: abrevo de su energía, ¡la energía!, abrevo de su energía, bebo energía. No lo otro, no sean mal pensados”. Pues a Gamés también le da energía y chupa, pero cada quien a su cada cual. El senador vampiro le mete fuerte, y qué bueno, nomás faltaba.
Lenia va
Con la novedad de que Lenia Batres encabeza las preferencias rumbo a la elección de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con una ventaja que le aseguraría la presidencia del máximo tribunal de acuerdo con la primera encuesta realizada por Enkoll para su periódico El Universal, tras el inicio de las campañas para renovar al Poder Judicial de la Federación.
El sondeo, levantado cara a cara en vivienda, incluyó la aplicación de una boleta simulada que se usará el 1 de junio. Este ejercicio permitió replicar las condiciones reales de votación y garantizar que las 33 candidatas y los 31 candidatos tuvieran la misma probabilidad de ser medidos. En promedio, las personas tardaron 3.5 minutos en llenar la boleta.
En la contienda femenina, Lenia Batres obtiene 25% de la preferencia efectiva, seguida por Olivia Aguirre y Yasmín Esquivel, con 18% cada una. Marisela Morales suma 15%, mientras que Natalia Téllez y Loretta Ortiz alcanzan 12% cada una. Estas dos últimas estarían disputando el quinto lugar reservado para mujeres en la SCJN.
No se espanten, así viene la mano. Y Gilga no se tragará, como en la elección de Sheinbaum, aquella cosa de que hay un voto oculto. Oh, no.
En esta primera medición se observa un voto pulverizado en la preferencia bruta, un fenómeno habitual cuando existen tantas opciones en la boleta. El respaldo ciudadano se dispersa, lo que complica que alguna candidatura logre consolidar una mayoría significativa.
Además, 83% no conoce o no ha escuchado quiénes son los candidatos, frente a un reducido 15% que afirma que sí los conoce. Esta falta de información contribuye a la fragmentación del voto. La disposición a participar es moderada, 64% de las personas entrevistadas indicó que es muy o algo probable que acuda a votar, y 34% lo considera poco o nada probable.
Respecto al conocimiento del proceso, 71% de las personas entrevistadas sabe que habrá elecciones para renovar al Poder Judicial. Sin embargo, solo 20% conoce con precisión la fecha de la elección. El resto se divide entre quienes no respondieron o dijeron no saber (54%), quienes mencionaron únicamente el mes (21%) y quienes refirieron sólo el año (5%).
Cruzar estas variables —conocimiento de la fecha y probabilidad de acudir a votar— permite estimar una participación de 16%.
Ya quedamos: no se espanten.
Todo es muy raro, caracho, como diría Quevedo. “Nadie ofrece tanto como el que nada puede cumplir”.
Gil s’en va